TEMPORADA 3 / EPISODIO 1
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El ingeniero que por amor a la naturaleza, descubrió nuevas especies de dinosaurios
José Flores Ventura es ingeniero industrial y en sistemas, pero su amor y pasión por las salidas a campo, los fósiles y las plantas, lo llevaron a realizar importantes descubrimientos de nuevas especies en Coahuila
En esta etapa de mi vida, profesión son varias, me considero una naturalista, mi profesión, por ejemplo, fui técnico en fábricas, estudié la ingeniería industrial y en sistemas, como 33-35 años me dediqué a la industria, sentía que no completaba mi vida, siempre buscaba otras formas de complementar lo que era el trabajo y el hogar. Busqué otras alternativas, en un principio, por ejemplo, puse un taller de carpintería y me dediqué a hacer muebles y a vender, después lo cerré y me dediqué a la cuestión electrónica, a reparar aparatos y todo eso, me aburrí, la cerré también porque buscaba otra cosa, no me hallaba.
Tenía experiencia desde la niñez en cuestión de la naturaleza, mi mamá era de Jamé, en Arteaga, cuando había vacaciones nos íbamos para allá con los tíos, con los abuelos, lo primero que hacía era agarrar pata para el monte, a caminar, a subir los cerros, sentía que era de ahí, que era mi ambiente, donde me sentía más cómodo. Cuando tenía un tiempo trabajando, y abrí estos talleres de carpintería y electrónica, hubo un momento en el que empiezo a explorar la naturaleza, empecé solo. Por aquellos años, salió una nota en una revista, no sé si todavía salga la de México Desconocido, salió sobre El Chiflón, mencionaba lugares, que había platillos voladores, que una cascada, entonces le comenté a un compañero del bachiller, y me dijo “pues vamos”, y agarramos el camión de General Cepeda y le dijimos al chofer “Déjenos ahí, a la entrada de El Chiflón”, y ahí nos dejó. Fuimos a explorar con una lata de atún, y unas galletas saladas, subimos la cascada y exploramos, fue muy grato y descubrimos muchas cosas que la revista no mencionaba, como los petrograbados y las pinturas rupestres, de ahí me nació un interés más grande por conocer lo que es el semidesierto, lo que es la región de Coahuila, poco a poco empezaba a salir, claro que eran salidas de unas tres veces al año, cuatro veces cuando mucho, por ejemplo, me iba de la Bellavista que era donde vivía, caminando hasta Cuauhtémoc, a veces hasta San Antonio de las Alazanas, tardaba hasta tres días en llegar, porque iba haciendo escalas, me iba por el Cañón de San Lorenzo y desembocaba hasta allá, me gustaba ver mucho la naturaleza. En ese tiempo no tenía cámara ni nada, me llevaba un cuaderno y dibujaba las plantas, dibujaba paisajes, porque una cámara era muy costosa, poco a poco fui.
Empecé a trabajar y el trabajo me absorbía mucho tiempo, y empecé a buscar otras cosas, fue donde empecé poco a poco a salir, a Ramos Arizpe, a las cercanías, primero me iba en el camión, en el Ramos, y en donde me bajaba, caminaba. Después en bicicleta, la encargaba en la última casa que podía encontrar de la ciudad de Ramos Arizpe o algún ejido y me iba caminando, después en el trabajo compré un carro, y me iba todavía más lejos, y así fue como empecé, poco a poco. Empecé a conocer, por ejemplo, a Rufino Rodríguez, a muchas otras personas, pero principalmente Rufino, hicimos un match muy bonito, porque él conocía muchos lugares y yo conocía otros pocos, entonces nos juntamos y casi cada fin de semana salíamos a acampar, o a veces nada más los domingos, o entre semana a veces si se podía, fuimos adquiriendo, o al menos yo, mucho conocimiento y mucho material, en ese tiempo me compré una cámara análoga, de rollo, y empecé a reunir bastante material y a investigar.
Desde la niñez ya conocía los fósiles, ya me los topaba, empecé a ver que había mucho fósil por esos rumbos, y llegó un momento donde ya teníamos mucha información, no nada más de fósiles, de sitios arqueológicos, en mí interés también documentaba las plantas, los hongos, los cactus, todos los animales, los reptiles, insectos, poco a poco fui llenándome de una enciclopedia, que fue creciendo. Cuando hallaba algo que se me hacía interesante…en ese tiempo apenas estaba el Internet llegando, lo llegué a usar como por 1995, a lo mejor 97, buscabas algo referente de Coahuila y no había nada, de fósiles no había nada, tuvimos nosotros, por ejemplo, Rufino y un servidor, publicábamos mucho en los periódicos, de repente nos invitaban en El Vanguardia, en El Diario, en revistas como La Evidencia de Galindo, en programas de televisión, Canal 7 de Saltillo, en varios lugares, en canales de Monterrey, poco a poco fuimos haciéndonos conocidos, y por esas fechas se oían también proyectos sobre la realización de un museo, porque así como nosotros, o como yo, había otros grupos, por ejemplo, el grupo de la SEP, ellos en los fósiles, nosotros hicimos un grupo que se llamó Fosilia, estaban los de Múzquiz, por Sabinas, otro grupo de Claudio con su hermana Yolanda, había varios grupitos y cada grupito aportaba un granito de arena.
Llegó a ser tal la cantidad de información y de proyección en los medios, que casi, casi como que estuvimos presionando para que se hiciera un museo, entonces, en el año de 1999 fue cuando se fraguó el que hoy es el Museo del Desierto, en ese primer año fui contratado para formar la colección de paleontología y arqueología, aparte de que hicimos varias visitas al campo para rescatar piezas y tenerlas en exhibición. Pasé esa etapa de 1999 hasta 2002 colaborando con el museo, pero realmente todavía faltaba mucho por hacer, porque había muchos descubrimientos, pero faltaba describirlos, muchos artículos científicos o artículos culturales, poco a poco empezamos a escribir, por ejemplo, en 1998 hice un artículo sobre el arte móvil que descubrimos el ingeniero Rufino y yo en la cuenca del Pelillal, que son tablillas grabadas pequeñas, que al menos en esas comunidades se conocían desde los años 70’s, después se descubrieron y se investigaron en Nuevo León, y nosotros las reencontramos en el 98, hice un artículo, y de ahí empecé a escribir más sobre todo las cuestiones de arqueología, paleontología y empecé a contactar a paleontólogos, por ejemplo a Martha Carolina (Aguillón Martinez) que ya la conocía, a Belinda Espinosa, a Claudia Serrano, al doctor Francisco Vega Vera, que nos ha apoyado mucho con las investigaciones, tanto de particulares, como de instituciones como el museo. También a extranjeros como Wolfgang, Dino Fake, también nos apoyó mucho para describir los fósiles del sureste, a tal grado que llegamos a colaborar nosotros, particularmente yo, con más de 200 fósiles nuevos, unos 300 fósiles que no estaban descritos antes, añadimos a la riqueza paleontológica de Coahuila esa cantidad de fósiles.
Entre los hallazgos que te puedo decir, importantes, destaca el Helicoprion, que está exhibido en el Museo del Desierto, es un tiburón, el más antiguo de los vertebrados en México, es un tiburón muy especial porque tenía una dentadura en forma de hélice, descubrí una dentadura completa que está exhibida en el museo. Otro fósil importante que recuerdo es la tortuga Posadachelys, que tú reportaste alguna vez, fui coautor del descubrimiento del Coahuilaceratops magnacuerna, junto con Claudio de León, uno de los últimos hallazgos (aunque ya los había encontrado hace mucho tiempo), es el Paraxenisaurus, también coautor con junto con Belinda, con Claudio, es el último de los dinosaurios que se han descrito para Coahuila, y hay muchos otros descubrimientos que están en investigación: varias decenas de frutos nuevos, de semillas, se están describiendo tortugas, nuevos dinosaurios que hemos descubierto en el ámbito de los fósiles.
En arqueología, el ingeniero Rufino y un servidor, hemos descubierto, aparte de las tablillas de arte móvil, unos 700 sitios diferentes, nuevos, que tienen algún aspecto arqueológico, particularmente petrograbados o pinturas rupestres. En mi parte que le hago a la biología, publiqué en 2017 un libro que se llama Mariposas del Sureste de Coahuila, esto nació por lo mismo que te decía antes, que no había nada, no había ninguna guía anterior para Coahuila sobre mariposas, había muy poca documentación, por eso la idea de hacer este libro.
Hace dos años descubrí una nueva especie de cactácea, una Echinocereus zapalinamensis, lo nombré zapalinamensis porque es la sierra que conozco desde mi niñez, por eso le puse a ese cactus bajo ese nombre, y lo describió un alemán que se llama Wolfgang Blum. Tenemos otros trabajos que están pendientes en cuanto a biología, y la idea es seguir colaborando con artículos, y con investigación, por ejemplo, Arturo González el biólogo del Museo del Desierto, me dio la oportunidad de trabajar este año en el museo, estoy colaborando muy estrechamente para tratar de sacar muchos proyectos que tenemos en el tintero.
Para entender un poquito: ¿está 100% en el Museo del Desierto?, ¿cuándo se retiró de la industria?
Me retiré a principios de este año 2023, tengo 35 años en la industria, pienso que ya di lo que tenía que dar, ahora me estoy dedicando 100% en el museo a la labor de investigación y difusión, sobre todo, de estos años que tengo en el campo, unos 40 años, y de documentación.
Estaba en la industria porque era su trabajo, pero realmente su pasión es estar en el campo, y es una lección que le da a muchas personas de hacer lo que se quiere, ¿cuántos años tiene?
Tengo 52 años, empecé muy chico en las andadas, la vida en un rancho no es como en la ciudad, si tienes un pariente en algún ejido, en algún ranchito, andas como un animalito, para arriba y para abajo, me subía a los cerros a la edad de 7-8 años, siempre fui muy corto de estatura y muy delgadito, se le hacía raro a la gente que me veía, de grande creo que me ayudó mucho porque te forja un carácter, una forma de ver la vida muy diferente. En la industria me la viví muy bien también, por ejemplo, escalé desde técnico hasta ser un supervisor, jefe de turno, jefe de planta, no reprocho nada a lo que es la industria, al contrario, es otra forma, pero no se me da estar encerrado tanto tiempo, por eso decidí a partir de este año dedicarme a lo que me gusta, la industria también me gustaba mucho, desarrollé mucha gente, muchos técnicos que ahora son supervisores, son jefes, que pasaron conmigo, que tuve la oportunidad de enseñarles las cuestiones técnicas, que aprendimos, la industria es un constante aprender, y sobre todo por la tecnología adquirí muchos conocimientos que también son aplicables al campo, como la estadística, en el campo aplicas mucha tecnología, entre más te apoyas en la tecnología, más fácilmente puedes llegar a una teoría, a establecer un por qué, un dónde, las metodologías de la industria te sirven en muchos aspectos de tu vida privada, de tu vida familiar, o en este caso, en el campo.
Vivimos en la región sureste de Coahuila, es donde usted ha desarrollado su carrera, la teoría dice que era un pantano a orillas del mar poco profundo, cuénteme, ¿cómo fue el hallazgo del Paraxenisaurus?, ¿cómo era esa especie?
Hay un error que se comete muy frecuentemente, creer que, por ejemplo, la tierra enfocarla en un solo cuadro de la vida o del pasado, en realidad Coahuila ha sufrido muchos cambios, hubo momentos donde tuvo un cinturón volcánico bastante activo, cubierto casi totalmente por mar, después la tierra se levantó, se formó una península, después el mar empezó a invadir otra vez toda la tierra y esa península se convirtió en una isla, luego hubo un archipiélago en Tamaulipas y un protogolfo de México, otra vez la tierra se empezó a levantar poco a poco, que es más o menos lo que me dices tú de los pantanos, todos los escurrimientos que había del continente en forma de ríos, venían y desembocaban a lo que es la carretera de Saltillo a Torreón, o de Saltillo a Monclova, en esas dos carreteras, esas montañas, esos cerros que hay ahí, son los restos de esos pantanos, de esas lagunas, era un ambiente muy verde, de hecho se cree que era parecido al Amazonas, con sus vertederos de ríos, sus deltas de ríos, el mar estaba en Saltillo, hacia Monterrey estaba el mar, pero hacia Torreón, hacia Parras estaba la zona bajita, de esos manglares entre los que había muchos animales: los dinosaurios, cocodrilos, tortugas, algo había muy especial aquí, porque casi 90%, si no es que 99% de las especies de dinosaurios y de otros animales, son endémicas. Por ejemplo, en Texas ya no se encuentran, o en Nuevo México, en Arizona, ya no existen esos esos dinosaurios, esos reptiles, algo había aquí que impedía una migración directa, a estados que en ese tiempo tenían unas condiciones climáticas muy parecidas a las de Coahuila.
Por ejemplo, Paraxenisaurus lo describió la paleontóloga Claudia Serrano, comparando los huesos que ella, que tenía Belinda, Claudio y un servidor, comparó los huesos y vio que no se asemejaban a ninguno de esos reptiles carnívoros que hay en Norteamérica, en Canadá, en Estados Unidos, en cambio, tenían mucho parecido a unos que existen en China, en Mongolia, vio que definitivamente eran diferentes a los de Norteamérica, por eso le llamó Paraxenisaurus, porque significa reptil extraño, es extraño para Norteamérica, pero no para Asia, como que había un corredor oculto entre Asia y la parte norte de México, particularmente Sonora, Baja California y Coahuila, porque en Sonora se han encontrado también especies de dinosaurios que tienen más afinidad con los de Asia que con los de Norteamérica, había un corredor no sé si por los Apalaches que ya estaban formados en ese tiempo, a lo mejor por la orilla del mar se venían hasta acá, pero en cambio, para Texas, para Nuevo México, Arizona, ahí no, no había tanta comunicación, si hay algunas especies, pero cada vez se está hallando más evidencia de que había un intercambio de fauna de esa parte de Asia, con la del norte de México.
El Paraxenisaurus, el hallazgo, fue hecho principalmente por Claudio, por Belinda, y un servidor, por ejemplo, las garras de la mano que servían para desplazar a los animales herbívoros, son muy largas, no se compara a otros ejemplares de Norteamérica, y por ejemplo los huesos de la cola que había encontrado, y también partes de garras, y otras partes, son diagnósticos, te dicen, sin dificultades, claramente, de qué especie pueden ser esos huesos.
¿Cómo fue el día en que encontraron los restos del Paraxenisaurus?, no podemos decir dónde fue, pero ¿cómo fue ese día?, ¿qué estaban haciendo?, ¿cómo fue esa salida a campo?
Traía un trayecto, junto con Rufino Rodríguez, allá por 1996 le dije “vamos a agarrar un trayecto, fin de semana con fin de semana, vamos a empezar en Paredón y de ahí nos vamos a ir cañada por cañada, cerro por cerro, avanzando para documentar todo lo que se puede: petroglifos, pinturas, plantas, fósiles, paisajes, geología, historia, lo que son, por ejemplo, haciendas, casas abandonadas, panteones, todo esto llevamos cubriendo. Empezamos en Paredón, yéndonos hacia el poniente, luego la sierra se curvea y avanza hacia el sur, en 2002 llegamos a una región de General Cepeda donde descubrimos los huesos, en ese tiempo no sabíamos qué era, porque la documentación en los primeros era muy deficiente, afortunadamente ya hay mucha documentación, pero todavía sigue faltando más.
En el año 2002 llegamos a ese sitio, y encontré las dos vértebras largas de la cola que parecen como reloj de arena, largo, y encontré una garra y encontré otros huesos, se lo mostré primeramente a un paleontólogo, Rubén Rodríguez de la Rosa, y me dijo que posiblemente eran de algún dromeosaurio, que es un reptil también carnívoro de esos ágiles, tipos velociraptores que salen en las películas, eran muy evolucionados y muy ágiles, cazaban en grupos y tenían unas garras muy filosas, el dromeosaurio que hay en Norteamérica, pero también hay para Mongolia, para China. En el 2015-2016, cuando los examinó la paleontóloga Claudia, fue cuando dijo “es otra especie”, pero primeramente como me preguntaste, el hallazgo es fortuito, a veces son las laderas de los cerros o de las colinas, donde ves cierta erosión, es muy probable que ahí haya algo de fósil, por lo regular están expuestas las capas, básicamente hay dos capas aquí en el sureste, al menos en la región de las cuencas, del Cretácico superior: la arenisca, que es una roca que cuando queda expuesta se hace roja o anaranjada, y que por lo regular corona todos los cerros, por ejemplo, el Cerro del Pueblo donde está la cruz, o donde está el Cristo de las Galeras, esa corona es de areniscas. Y abajo está la lutita, que comúnmente se le conoce como almendrilla. La arenisca, son arenas de las antiguas playas, sobre la arenisca puedes encontrar huellas, hemos encontrado varias en esta región, básicamente es la arena de las playas, y la lutita vendría siendo los lodos profundos del mar, o de las lagunas, ríos, estuarios, que hubo. Básicamente son esas dos rocas, claro que existen otras, pero esas dos dominan esta área del sureste, de Saltillo a Torreón. Cuando se erosionan estas capas, dejan al descubierto los fósiles, a veces son marinos, o de sistemas lacustres, muy rara de vez de sistemas de tierra, de pantano o de tierra firme. Los dinosaurios por lo regular se encuentran en ambientes lacustres, no porque vivieran ahí, sino que eran arrastrados cuando morían, de hecho, es muy difícil hallar huesos articulados por lo mismo, ya cuando llegaban al fondo de las lagunas, llegaban desmenuzados, llegaban en partes, por eso es difícil encontrar incluso cráneos, aunque sí se han encontrado, es difícil encontrar cráneos o esqueletos articulados, completos.
Cuando un dinosaurio moría, igual sucede en una vaca, lo primero que se le desprende es la cabeza, por eso muchos huesos que hallamos les falta la cabeza, la parte más frágil del esqueleto casi de cualquier animal, es la cabeza, cuando te llegas a encontrar un cráneo de algún de algún animal, seguro puedes describir la especie, porque el cráneo es lo mejor que puedes encontrar para describir la especie.
Cuéntenos, primero ¿qué es el Cretácico?, y dos, cuando encontró las huellas (ese día usted estaba buscando el rastro del impacto del meteorito), ¿cómo fue esto?
El Cretácico es una edad en el mundo muy extensa, y bastante bien documentada, donde se estudió primeramente fue en Creta, en el mar Mediterráneo, y las capas ahí son cretosas, por eso se le llamó Cretácico, abarca más o menos en el 120 millones, hasta el 65, que fue cuando en Yucatán cayó el famoso meteorito o pedazo de cometa de Chicxulub, que acabó de lleno con el Cretácico, acabando con los dinosaurios, los amonites, con un 60 o 70% de la vida en la tierra, y fue cuando surgieron los mamíferos, el Cretácico es muy interesante en todo el mundo, y aquí en Coahuila también.
Una vez había un proyecto que estaba dirigiendo para México el doctor Francisco Vega, andábamos buscando esférulas, que son precisamente el material fundido de la tierra y el cometa que cayó en Yucatán, cuando cayó, creó un ambiente de alta temperatura, algunos dicen que incluso más caliente que el sol, que la superficie del sol, eso hizo que se derritiera tanto el cometa o asteroide, y parte de la superficie donde cayó, entonces se formaron bolitas de cristal, de sílice, particularmente, que volaron por todo el mundo. Cayó el meteorito y ese material fundido al esparcirse al espacio, hacia la atmósfera, se formaron canicas, creo que la más grande que han encontrado debe ser de un poquito menos de un centímetro, pero depende, entre más lejos vayas de la zona del impacto, son más chiquitas las canicas, se les llaman esférulas. Andábamos buscando, de hecho, cinco encontramos aquí, por un lugar cercano a Paredón, y encontramos que coincidían exactamente con el corte del Cretácico y comienzos del Paleoceno, que es el siguiente periodo, incluso en esa zona hay amonite, el último amonite que existe, que existió, murió y quedó cubierto de esférulas, tenemos esa evidencia de ese amonite que quedó cubierto de esas canicas fundidas.
Andábamos buscando otros sitios, y nos fuimos a Ramos Arizpe, llegamos al Cretácico y estábamos buscando la frontera, de repente encuentro lajas de arenisca, que es muy común que se queden formadas las huellas, empecé a ver huellas de ave, ya había visto anteriormente, pero vi bastantitas y solamente tomé fotos porque son piezas muy grandes, nos juntábamos después y les mostré a Francisco y a Belinda, les dije “mira, hay esto”, y resultó que era el primer lugar de huellas de aves, así con tanta frecuencia, porque había muchas, pero no nada más salieron de aves, después volvimos, dejamos las esférulas de un lado, y empezamos a documentar las huellas y descubrimos que no nada más de aves hay, bueno, hay como de unos cinco tipos de aves que lo convierten en el lugar más rico en el mundo, hasta hoy, en cuanto a diversidad de aves, hay cinco o seis, no me acuerdo, aparte salieron de reptil volador, de un posible tiranosaurio o algún dinosaurio carnívoro, salieron de tortuga, muchas huellas de interacciones.
Por ejemplo, cuando los flamingos, te has fijado en las películas que van buscando en el lodo crustáceos o animalitos y entonces van clavando el pico, y esas marcas también se quedaron fosilizadas, de esas aves que clavaban el pico en el lodo sacando crustáceos o moluscos, entonces esas huellas, esos círculos, quedaron también fosilizados, esas interacciones, y muchas huellas. Años después se estudiaron primeramente por Wolfgang, después Claudia Serrano sacó otro artículo más actualizado, donde ya ubica esa región como de las más ricas en el mundo en cuanto a diversidad de huellas.
Pero huellas de aves he descubierto más antiguas todavía, desde la formación Cerro del Pueblo, que son como unos 5 millones más antiguas, y casi en cada formación, en cada capa, existe algo de huellas de aves, he descubierto también huellas de insectos que todavía no han sido estudiadas, otros tipos de huellas de aves, e incluso cuando descubrí el sitio del Porvenir de Jalpa también fui el descubridor de las huellas que hay ahí de dinosaurio, en ese tiempo me acuerdo que estaba un sol más o menos fuerte y había unos arbustos, todavía están unas palmas, unos arbustos grandes, y el ingeniero Rufino y yo nos pusimos a comer un atún, a refrescarnos y a dormir un rato porque estaba el sol muy fuerte, en una de esas me desperté y empecé a caminar, descubrí el sendero y las huellas, luego llevé a personal del Museo del Desierto, estoy hablando de antes del 2002 cuando descubrí ese sitio, llevé al personal y fue como descubrimos muchas cosas: las huellas, el magnacuerna, la Posadachelys, muchos sitios con dinosaurios y huellas, fui el que descubrió ese sitio y de los primeros fósiles en el Porvenir de Jalpa.
Una anécdota muy curiosa que nos pasó fue que el milenio, el paso de 1999 al 2000, el ingeniero Rufino y un servidor la pasamos en el campo, a unos escasos metros de ese sitio del Porvenir, del Bajío de las Águilas, ¿y por qué lo pasamos?, porque no iba a haber otro milenio que nos fuera a ocurrir y queríamos hacer algo diferente, entonces nos pasamos allá el milenio, el año nuevo que no solamente era un año, era un milenio, pasar del 1900 al 2000, del año 1000 al 2000, fue una aventura, no sé quiénes lo hayan hecho en el mundo, pero a nosotros nos complació hacerlo, y lo hicimos.
Para cenar me acuerdo que cené frijoles con queso, eso sí, una botella de vino generoso de Cuatrociénegas, del Ferriño, y si acaso un filetito así muy sencillo, tortillas de harina, frijoles con queso, un pedacito de carne y una copa de vino, pero nada especial, en el campo creo lo que menos haces es comer suntuosamente, al menos nosotros, y es una anécdota que llevamos tanto Rufino como yo, grabada.
Usted ha hecho hallazgos paleontológicos, arqueológicos y de flora y fauna, platíquenme ¿cómo fue encontrar una nueva especie de cactácea?, vivimos en el desierto chihuahuense donde hay cientos de especies de cactáceas, y para el ojo común todas parecerían iguales, ¿cómo la encontró y cómo la identificó?
Realmente fue en la plataforma de naturalista, tenía poco tiempo de haber estado ahí… te comento que como naturalista en la parte del estado de Coahuila, soy el que tiene más especies, tengo 1,800 especies registradas, muchas de ellas son únicas, mis fotografías son las únicas que están en esta plataforma o en cualquier otra, son especies únicas que solamente yo sé dónde están, o que las he subido en la plataforma. Por ejemplo, está una mariposa, una megatemis que nada más existe aquí en estas sierras de Zapalinamé, de Nuevo León, y la tengo registrada.
Lo de la cactácea, la subí, luego me dijo el alemán Wolfgang Blum, que era un Echinocereus conglomeratus, es una especie que habita en las partes semidesérticas, no tanto de altura, o de bosque, y esta cactácea habita en semidesierto, pero de altura y en zonas boscosas, entonces le comenté “a mí no se me hace que sea conglomeratus, porque las protuberancias de las costillas son muy diferentes, las espinas un poco diferentes, pero no creo que sea eso”, le hice ese comentario esperando que me fuera a batear, a apaliar, como quien dice, a los pocos días me escribió “sabes qué, ya tengo años pensando lo mismo, que es otra especie, pero eso lo vamos a saber cuando heche la flor”, teníamos que esperarnos casi un año para ver la floración, y me dijo “te encargo a ti la floración”.
Tocó la de malas que llegó el Covid a Saltillo, no dejé de salir, me fui y hubo un momento donde se me pasó la etapa, porque es como por abril-mayo, incluso a finales de mayo, se me pasó ese año, y le dije el otro año la cacho en flor, me tocó que ese fin de año me enfermé y estuve como dos meses tirado en cama, casi dos meses con oxígeno y todo, ya me andaba petateando, como dicen, le dije a Wolfgang “estoy enfermo, no sé si la vaya a librar para el otro año”, total, quedó pendiente. Me alivié más o menos como en marzo de 2021 y lo primero que hice fue salir al monte, todavía con las secuelas, llevándome a cargar a mis compañeros Manuel Dávila, Vielma Dávila, Alejandro Dávila, me llevaron casi, casi a cuestas, les dije que necesitaba salir, entonces me llevaron al campo y en esa salida aventé lo que traía, y al siguiente fin de semana, los siguientes días, retomé eso del cactus, me fui a la sierra de Zapalinamé, a ver cuándo, estuve yendo como unos cinco fines de semana seguidos, hasta que en el quinto pude cachar la flor, tomarle fotos, la corté, hice secciones, después cuando maduró el fruto, corté, hice secciones del fruto, tomé fotos a la semillas, con microscopio mandé ejemplares a la UNAM, mandé ejemplares de la flor, del tallo, ese mismo año el doctor Wolfgang se puso a describir y resultó que era una especie nueva, y le comenté “sabes qué, vamos a ponerle el nombre de zapalinamensis en honor a la sierra de la Zapalinamé”. Me la había encontrado primeramente en El Cedrito, allá por el Guachichil la había visto, porque es una especie que tiene amplia distribución, pero que se puede confundir con otras especies, esa nueva especie salió gracias, más que nada a la flor y a la semilla, diferente a la que originalmente se había descrito como Echinocereus conglomeratus, resultó ser la Echinocereus zapalinamensis, y a Wolfgang le gustó mucho, Echinocereus es un género que tiene muchas especies y faltaba la zeta, ahí se completó el abecedario con zapalinamensis, se completó el abecedario de la A la Z.
Escribió un artículo muy bonito que espero ya esté en línea, porque estaba restringido hasta hace unos años, es un artículo donde escribe los Echinocereus, al menos los del grupo de lo que es Echinocereus stramineus y enneacanthus, en la última parte de ese trabajo añade esa nueva especie, fue bien recibida, se añadió una especie más a lo que es la riqueza de la Sierra de Zapalinamé, de Cañón de San Lorenzo, que dicho sea de paso, tengo más de 30 años visitándola, nunca he dejado de visitarla y fue mis de mis primeros sitios, tengo muchos recuerdos muy bonitos de mi juventud en el bachiller, eran exploraciones y caminatas a Cuauhtémoc, me iba de Saltillo hasta allá caminando y me tocó una anécdota que te quiero contar: una vez, un sábado, subimos la sierra mis compañeros que tenía en el bachiller, y arriba se nos acabó el agua y luego bajamos y había charcos llenos de lodo, nada más la agitábamos con un pañuelo que traía y la tomábamos así, eso hacía que te diera más sed todavía. Nos fuimos caminando y llegamos hacia las orillas de Cuauhtémoc, y ya ves que a las vacas les dan en unos troncos huecos para tomar agua, a las vacas y a los toros, me agaché, a tomar agua y mis compañeros, como si fuéramos animales tomando agua de las que se llaman canoas, cuando acabamos de tomar agua estaba un poco nublado y empezó a llover, esa lluvia fue la del huracán Gilbert, no paró de llover en 15 días, es misma tarde pedimos un ride.
Después, cuando fui al Cañón de San Lorenzo, a Cuauhtémoc, ya estaba cambiado, el agua lo cambió bastante, era otro cañón, otro paisaje, en Cuauhtémoc nos echaban la culpa de que habíamos llevado al Gilberto, porque de la sierra bajamos y de la sierra bajó Gilberto, la tormenta muy grande, que no sé si ha tenido comparación, pero fue un huracán muy grande allá por el 87-88, no sé en qué año fue, los de Cuauhtémoc todavía cuando voy me dicen “tú eres el que trajo al Gilberto”.
La recomendación que les hago, porque hay mucha gente que tiene el entusiasmo, pero el campo es otro mundo, si vieras a mí los primeros años me costaba mucho, porque estás acostumbrado a la tele, a la cama, a la comida, alejarte de eso, aunque sea por unas horas, hay gente que puede resultarle traumático. Al campo necesitas en ir sin miedos, con convicción, con plena conciencia de que vas a disfrutar, de que vas a aprender, y sobre todo de que vas a respetar, vas a ir no como un ser humano, sino como una parte viviente del desierto, o del bosque, te vas a ir a confundir, no vas a sobresalir, bajo esos conceptos eres bienvenido y eres invitado.
Lo segundo es procurarte camisas de manga larga para el sol, mezclilla, porque hay muchas espinas, hay piedras, un buen calzado, un buen sombrero y sobre todo agua, si tomas por ejemplo 2 litros al día, llévate tres, llévate cuatro, más vale que sobre a que llegue a faltar, y la comida pues al gusto de cada quien, pero no es necesaria, casi siempre es el agua lo que uno procura más.
El campo es de respetarlo mucho, porque una mala pasada, algo imprevisto, y ya ha pasado, compañeros míos han muerto, en El Chiflón, en las avenidas de El Chiflón, cuando llega el agua, se me han muerto dos compañeros, uno fungiendo como bombero y otro también como rescatista, queriendo rescatar a una familia se lo llevó al agua, en el campo hay que tener respeto y cuidado, aunque pareciera que no, pareciera algo inofensivo, pero una mordedura de una víbora, de un insecto, o una espina, te causa traumas a veces, no tanto lo físico, es de tenerle cuidado y respeto, y, sobre todo, tener agallas para la primera salida.