TEMPORADA 2 / EPISODIO 9
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Ana Guevara me dijo gordo y bajé 33 kilos
Alejandro Guerrero llevaba una vida sedentaria por su trabajo en un medio de comunicación, se activó físicamente y ahora corre maratones y sube montañas
Yo comienzo mi carrera periodística hace 23 años. Empecé como reportero de policíaca y me tocó cubrir madrugada. Como periodista aprendes muchísimo al cubrir la nota roja. Ya después yo siempre he tenido pasión por los deportes, desde muy niño hice deporte, hubo la oportunidad de hacer un cambio de sección, me ofrece mi ex jefe, en ese entonces Héctor Bencomo, quien le envío un gran saludo, me da oportunidad de hacer ese cambio y me voy a deportes y ahí estuve como 17 años, primero como coeditor y ya después me dan la oportunidad de encargarme de la sección y de coordinar todo lo que de deportes se refería en el medio de comunicación.
Me acuerdo que cuando llego al periodismo, me tocó escribir en máquina y me tocó toda esa evolución en donde ya después era el celular y después era el Smartphone, y efectivamente, al final ya no llevaba las computadoras a las coberturas, ahora todo con un smartphone y de ahí mandabas todo, de ahí subías a web, me tocó todo ese cambio y pues un gran aprendizaje y la verdad es que fue algo muy bonito, porque pues uní dos de mis grandes pasiones, que es el deporte y el periodismo.
¿Cómo era este proceso de trabajar en máquina de escribir?
En aquel entonces escribir a máquina era de las Olivetti, de las antiguas y pasabas tu hojita de máquina, y salían los teletipos, que eran así como que unos daditos de metal y ahí iban formando lo que iba a decir el el periódico, se formaban placas y se imprimían, salían negativos: se tenían que recortar a veces los negativos y pegar en los negativos para poder imprimir, era un proceso artesanal completamente. El periodismo de aquel entonces, que era bien interesante conocer todas las personas que estaban involucradas en en poder imprimir algo, que pues ya ahorita es inimaginable.
Ya al final que dejé de laborar ahí, ya era digital first, ya prácticamente el impreso quedó a segundo plano. El año pasado todavía me tocó cubrir el juego del NFL aquí en México, y desde el smartphone era estar subiendo fotografías, videos, alimentando la misma nota, cuarto por cuarto, estar en vivo, ahí mismo y estar subiendo todo en internet, entonces como lectores, podía subirte a la plataforma y realmente cada 10 minutos veías una actualización de la nota, de cómo iba transcurriendo el juego, haz de cuenta que ahorita es como magia, o sea si es algo casi casi mágico lo que estamos viviendo.
Venimos a hablar hoy de salud, transcurría el año 2009, estaba por nacer tu hija Valentina y ocurrió un punto de quiebre, para bien, en ti. Cuéntanos este detalle
Yo hice mucho ejercicio, sólo un lapso que me hice godin, que ya paso a oficina a editar. Haces vida godin: que la coquita, que el submarino, que las gorditas. Tienes mucha hambre, el proceso de edición es mucho de pensar y a veces el agotamiento mental cansa más que el físico, aparte la ansiedad y el estar encerrado como que te hace siempre estar pensando en comida y entonces me dediqué a comer del 2005 al 2009, que fui prácticamente un marranito en engorda que entraba como a las 3 de la tarde y salía a la 1 de la mañana
Cuando entro al periódico era muy delgado, pesaba como unos 65 kilos, mido 1.75. Para el 2008-2009 ya estábamos planeando mi segunda hija, primero fue Leonardo, mi hijo mayor; estábamos planeando Valentina, lógicamente tenía que ir a hacer chequeos previos para ver si todo estaba bien. La enfermera me pesó, ya estaban en los 108 kilos. Había aumentado casi el doble. Era un gordito, la enfermera si me asustó mucho porque de plano me la soltó que tenía obesidad. Era una persona obesa y sobre todo de que yo tengo antecedentes de familiares con diabetes, entonces era muy propenso a sufrirla. Yo veía que cambia totalmente su manera de comer y sobre todo que yo amo comer. Entonces dije no puede estar pasando esto y me puse las pilas.
Había dejado de hacer deporte como del 2003 cuando entré a trabajar y pues ahí tenía mis tenis empolvados, salí a correr con estos tenis que eran de básquetbol. Yo siempre jugué básquetbol y salí a correr con mis tenis de básquetbol y gran error, porque no eran aptos. Eran unos tenis no aptos para correr y sobre todo no eran aptos para mi peso. Lógicamente sufrí lesión. A la sexta vez que salí a correr, me dio distensión en los dos tobillos. Fui con un traumatólogo, me dio una regañada por lo mismo. Me dijo: Tu cuerpo ya es diferente, si quieres empezar a correr, primero tienes que invertirle en unos buenos tenis, hay tenis para correr para todos, no cualquier tenis es para todos: hay distintas pisadas y distintos pesos. Entonces me dijo: Investiga primero, invierte en unos buenos tenis para evitar lesión, te va a salir más barato y estuve banqueado un mes y fue muy chistoso, porque pues dije: Bueno, no puedo correr, pero yo quiero hacer ejercicio ¿Qué haré? y me recomendaron natación.
Yo suponía que sabía nadar, fui al Centro Acuático de aquí de Saltillo, Centro Acuático de Coahuila 2000. El primer día el entrenador me dice: Oye ¿Sabes nadar? Pues para saber en qué nivel me ponía y yo: Pues claro, yo suponía que sabía nadar. Bueno, a ver, échate el agua y nadé muy mal, lo que hacía era avanzar y no hundirme, que es algo muy diferente, entonces me dijo: No, al cero. Y pues empecé desde cero a hacer bucitos, a aprender a respirar primero debajo del agua y en ese momento si me desesperé porque fue así de que ¿Qué pasa que no puedo hacer ejercicio? Porque yo ya pensaba aventarme, realmente no tenía la capacidad para hacer eso, primero tuve que aprender a nadar, pero yo quería bajar de peso y fue cuando conocí el ciclismo, fue como una especie de rehabilitación porque es de bajo impacto y quedé enamorado del ciclismo.
Entonces una vez que me rehabilité, con el ciclismo empecé a bajar mucho de peso y después lo complementé con la corrida y ya la natación, que ya en ese entonces, ya sabía nadar, ya tenía técnica, ya me habían enseñado a nadar, entonces empecé a bajar mucho de peso y vi que de esa manera yo podía seguir comiendo sin restricciones. Primero es el entrenamiento y empecé ya a competir, a participar aquí en los 21 kilómetros, para esto yo ya estaba muy saludable cuando nació Valentina, ya podía seguir sus pasos ahí corriendo y todo, porque realmente si cambió mi vida para bien, digo porque regresó la vitalidad, regresó esa motivación y sobre todo te motivas al verte en el espejo y ver que ya tienes un un cuerpo ya trabajado, más atlético más delgado, te queda más la ropa, te ves mejor. Es un motivante muy importante y sobre todo que va de la mano también de que empiezas a ver otro tipo de retos. Cuando empecé a correr, primero dije aquí en en Saltillo la carrera importante es el 21 K, y yo como editor de deportes dije: Yo lo quiero hacer. Yo lo quiero hacer. Dije: Pues lo tengo que hacer.
Siempre me taladraba en la mente las palabras de Ana Guevara, porque en este periódico en donde yo trabajé, en ese entonces se daba un estímulo a deportistas locales que destacaban, entonces por lo general se invitaban a personalidades importantes del deporte de México a entregar ese estímulo y en ese entonces Ana Guevara tenía poco que se había retirado; se logra contactar a ella y se viene como invitada y pues va al evento, pero previo al evento hubo una comida. Yo era gordito en ese entonces, apenas como que querías dar mis primeros pasos en el ejercicio y vamos a esta comida y me la presentan: Hola Ana, pues yo soy el que me encargo de deportes del periódico y se ríe y me dice: Mira qué irónico, un editor de deportes que es gordo, y la verdad que si me impactó mucho, porque me acordé mucho de los maestros de educación física que tuvimos, que eran gorditos, y yo me burlaba de ellos, de cómo le quieres meter educación física, o esa cultura física a un niño cuando pues ni siquiera tu lo haces y me hizo clic también a mi, porque yo me dedicaba eso, a contar historias de los deportistas, los logros de los deportistas, pero yo no hacía deporte. Yo no tenía buena salud y dije pues si, cierto, es algo irónico, es como cuando vas un nutriólogo y lo ves gordo, dices: Este nutriólogo no me da mucha confianza.
Entonces, pues siempre se me quedó eso en la mente y de hecho todavía lo tengo, todavía es un gran motivador mío cuando a veces el hacer ejercicio es de mucha constancia, es de mucha dedicación y es de mucha fuerza de voluntad. Hay días en que no quieres hacer ejercicio, hay días en que pues son como todos, hay días en que tienes días malos y amaneces y andas bocabajeado, andas triste, pasas por procesos, yo pasé por procesos yo digo que difíciles en mi vida, porque pues me divorcié y ya no tenía tanto contacto con mis hijos, nada más los veo los fines de semana, entonces como que esos tipos de procesos te dan para abajo y no te dan ganas de hacer ejercicio, entonces esas palabras que me dijo Ana, son como que uno de mis motivadores que me hacen levantarme en la mañana y digo: No, no vas a volver a ser gordo, no vas a dejar que el sobrepeso otra vez vuelva a tu vida, porque no era padre, la verdad es que no era padre estar siempre agitado, no era padre siempre estar sudando, no era padre ver como tenías que ir aumentando de tallas; ir a las albercas y meterte a la alberca con playera.
También empecé a experimentar; la verdad me gusta el deporte, me gusta la activación física; también me gusta la aventura. Logré hacer el 21 K, mi primer medio maratón y desde entonces hice 10, 21 k seguidos y en ese entonces yo decía: Tengo que hacer un un maratón y la verdad es que el miedo al fracaso, al no cumplirlo, como que yo siempre he sido muy competitivo y tenía miedo al no cumplirlo, en ese entonces no había maratones aquí en Saltillo, entonces había que viajar para hacer un maratón y yo decía: Es que si le invierto, porque pues tienes que hacer reservaciones, todo, si le invierto tanto dinero en ir a una competencia, un maratón y si no lo completo y qué pena y siempre como que una vocecita en la cabeza de no lo vas a lograr, no lo vas a lograr y afortunadamente este año las cosas se acomodaron, por ahí conocí a una persona que ya había hecho ella también un maratón y me invitó, de la nada, de que: Oye, pues yo voy a hacer un maratón, voy a hacer el maratón de Cozumel este año y yo: Ah, mira qué padre, yo siempre he querido hacer un maratón, siempre ha sido pues mi lista de cosas que tengo por hacer antes de morir y está hacer un maratón.
Tenía poquito que había salido del periódico y dije: Pues va, o sea mi gran refugio ha sido el deporte, ha sido un mejor psicólogo en esos tiempos difíciles, hacer ejercicio me ha ayudado un montón en superar ciertas cosas que no han estado padres. Y decidí aceptar el reto y este año fui a hacer maratón, me preparé muy bien, a la par práctico crossfit, tengo como cuatro o cinco meses practicando crossfit, me ha gustado mucho y me ha ayudado mucho en cuestión de fuerza y también cardiovascular. Me preparé bien y la verdad es que me fue muy bien en el maratón, a pesar que es un maratón muy difícil por lo mismo de que es mucho calor, aquí en Saltillo no estamos acostumbrados a tanto calor, sobre todo calor húmedo. Entonces era un reto doblemente difícil por eso.
Valentina qué piensa, ¿qué decía de su papá cuando veía que hacía deportes?
Yo desde chavito me han gustado los deportes, no solamente practicarlo, si no verlos y a mis hijos siempre traté de inculcarles esa cultura del deporte. Leonardo, mi primer hijo, también él desde niño, a los tres años, si no mal recuerdo lo metí a jugar futbol y después estuvo un tiempo en ajedrez, para que desarrollara también la mente y también lo metí ya como a los 6 años, me acuerdo que fuimos unas vacaciones, fuimos a la playa y no estuvo padre porque pues me convertí en su niñero, porque pues a él le gusta mucho el agua y tenía que estarlo cuidando en la alberca, y fueron unas vacaciones que no descansé, regresando lo metí a natación, le gustó natación, fue parte aquí de la selección de Coahuila, la verdad si desarrolló mucho como nadador, pero como que a los 14 años se abrió el deporte pentatlón moderno y siempre le gustó Star Wars, entonces pues los sables y todo este rollo, entonces pentatlón moderno tiene esgrima, entonces entra también en esgrima y fue también a una Olimpiada Nacional como pentatleta.
Valentina de la misma manera, a los 3 años ya la meto a natación, para que sigan en el deporte, un tiempo también la saqué del deporte, la metí a los boy scout, que también es mucha activación física, por el lado del montañismo, que también soy un apasionado del montañismo. Me gusta mucho el montañismo, lo practico y por ahí también ya hice mi palomita de de bucket list, porque pues también de chavo siempre quise subir el Pico de Orizaba, la montaña más alta de aquí de México y pues también este año logré subir el Pico de Orizaba, entonces también a Valentina la metí a los scouts para que tuviera ese acercamiento con la naturaleza y con la supervivencia y ahora están en en tenis.
En este proceso de infancias de Leo y Valentina, ya ves que los niños siempre dibujan a su familia, de ser un papá gordito o ser un súper papá ¿Qué dibujaban ellos?
Hay un dibujo que lo tengo ahí pegado en mi refrigerador, en donde Vale me dibuja con una barba, me puso un S, de Superman, todavía era niña, tendría como unos 8 o 9 años y la verdad es que me sentí muy padre, sentí padre el hecho de que me viera así y creo que a un lado tenía una bicicleta. Si lo absorben, si ven que ese gusto, porque pues para mí te digo, ha sido un psicólogo y si me siento muy bien, y te da otro ánimo. Entonces ellos lo notan, ellos notan cuando cambia tu estado de ánimo y que el deporte te ayuda a esto. Yo con el dibujo como que muy especial, muy representativo de la manera en como me veía ella y también, cuando les platico los lugares a donde voy, lo que compito porque antes cuando estaban conmigo, era casi de ley, cuando competía la 21 K, ellos eran mi mejor porra. Se ponían en un lado donde pasa el contingente y ahí me daban hidratación, era como que un impulso que me daba a mi y de hecho, los tengo tatuados a los dos, el nombre de los dos en cada uno de mis brazos, Leo en mi brazo derecho; Valentina del lado izquierdo y cuando voy flaqueando, siempre volteó a ver los tatuajes y digo: Va por ellos va por ellos, ellos saben que siempre van conmigo y cuando regreso de alguna competencia y se los platico y les digo, veo que que les da gusto por mi y ojalá y conmine a ellos a que sigan esta escuela de la activación física.
¿Cuál es tu rutina diaria en deporte? ¿Qué consumes o qué no consumes?
Me levanto a las cinco y media de la mañana, me preparo porque voy muy temprano al crossfit, entonces ya tengo que hacer mi comida del día, mi desayuno del día y pues preparar mi ropa que voy a utilizar, entonces llego al crossfit a las 7 de la mañana y es una hora, combinas cardio, combinas fuerza y a veces hasta habilidad en hacer las cosas. He practicado muchos deportes de un tiempo para acá: box, artes marciales mixtas, tochito, softbol, he practicado muchos deportes y ahora que estoy en crossfit la verdad es que me he sentido muy bien, he visto como se ha transformado mi cuerpo. Adelgacé mucho, bajé mucho más todavía, ya estoy pesando 70 kilos, no estoy flaco, ha sido una transformación padre. A las 7 voy al crossfit, después de ahí me voy al trabajo y en ocasiones, en las tardes noches que salgo del trabajo, salgo a correr, salgo a pasear a mi perro, o salgo a caminar, trato de caminar mucho ¿Qué como?, como de todo, no tengo restricciones en comida. Lógicamente uno sabe que es comida buena y que es comida mala; afortunadamente me gusta la comida buena. Trato de evitar comida chatarra, aunque a veces si me hecho mis frituras con salsa Valentina porque me gusta, o mis pasteles, me gusta mucho el pan, la verdad es que soy muy panero, viene de herencia porque mi padre también es un panero consumado. Me gusta mucho el pan, afortunadamente todo lo que como lo quemo, porque como que ya después cuando no hago ejercicio; sigues comiendo y sabes que no has ejercitado y voy a subir de peso, entonces como que eso también me anima a regresar al ejercicio, realmente no tengo ninguna restricción a la hora de comer. Si, ya me mido mucho. Si me tomo mis cervezas, estoy en un periodo donde no estoy tomando nada de alcohol, tengo ahí una una meta de no consumir alcohol en seis meses y pues ahí la llevo, ya llevo 1 mes sin consumir nada de alcohol, pero no es que tome mucho alcohol, la verdad es que cuando tomaba, me tomaba 3 o 4 cervezas nada más. Trato de comer sano, verduras. Estoy bien, me siento bien, me siento fuerte.
¿Cómo fue la experiencia de subir al Pico de Orizaba?
Subir el Pico ha sido una de las experiencias más mágicas que he tenido en mi vida. Fue un objetivo que tuve. Yo viví en Xalapa, Veracruz, de los 14 a los 20 años. En las mañanas que iba a la escuela, a la prepa, lo veía, es un espectáculo ver el pico de Orizaba, sobre todo cuando está muy nevado. Dije: Algún día voy a subir, voy a subir esa montaña, la verdad es que en ese momento no tenía ni idea del montañismo ni nada, pero fue una idea que se me metió desde ese entonces. Cambio de residencia, me vengo para Saltillo y aquí hay mucha cultura del montañismo, de un tiempo para acá empecé a subir montañas que tenemos cerca, que a lo mucho está a 3600 metros, era lo más que había subido. Conozco a Perla Tijerina, que ella sube y sube, para ella es prácticamente una adicción subir montañas, me le empecé a pegar mucho, con las montañas que están aquí a los alrededores. A ella se le ocurre hacer un reto, de subir a pico de Orizaba y mantenerse en la cumbre por 32 días y tratar de romper un reto de más días en Pico de Orizaba, se va y tenía señal, platicábamos y me decía: Quiero que vengas y me visites. El grupo que ella tiene, de entusiastas por el montañismo y decían: ¿Y si vamos a visitarla y le llevamos víveres? Nos organizamos cinco, en el camino hubo una incertidumbre muy canija, nunca he dejado de hacer deporte, pero iba muy nervioso porque estamos hablando de la montaña más alta de México.
Un viernes subimos, fue muy raro todo, porque al medio día subimos desde el pueblo más cercano que se llama Tlachichuca al refugio, que está a 4000 metros, me sentí mareado, llegamos como a las 3 de la tarde al refugio y ahí nos explicaron, nos enseñaron como utilizar el equipo y duérmanse porque el ascenso comenzaba a las 12 de la madrugada del sábado. Yo no dormí por el nervio. Comenzamos y me voy del contingente, íbamos 6 personas y 3 guías, me voy hasta atrás, casi al final cuando estábamos a punto de llegar al glaciar, que es la parte mas difícil del Pico, iba platicando con el guía, me sentí muy a gusto, respirando muy bien, se me quitaron los nervios, llegamos a las 5 de la mañana. Apenas estaba amaneciendo, apenas eran los primeros rayos de sol y me tocó ver una imagen mágica, la voy a llevar toda la vida. Empezamos a subir el glaciar, es nieve, es hielo congelado, vas con los trampones que son los picos que van en los zapatos para que no te resbales, llevas piolet, que es como una palita, un pico para irte apoyando, para ir subiendo. En medio estás viendo el glaciar, ya está claro y del lado izquierdo estás viendo el amanecer, con tonos morados, rosas: un amanecer hermoso y del lado derecho todavía teníamos oscuridad, que estaba la luna. Es una de las mejores experiencias que he tenido en la vida.