Este método es sencillo, de bajo costo y podría facilitar la investigación paleontológica, así como la enseñanza.
Cuando el doctor Anshuman J. Das tuvo entre sus manos la réplica de un cráneo de Tyrannosaurus rex (T.rex), se sintió asombrado. Pudo visualizar todos los detalles y reducir su tamaño hasta 20 veces para manejarla más fácilmente, pues el cráneo de un T-Rex mide aproximadamente 1.4 m de largo, 1 m de ancho y 1.3 m de alto. La réplica proviene de un espécimen llamado SUE, el más completo y mejor preservado en el mundo hasta ahora. Tiene alrededor de 65 millones de años y está resguardado en el Field Museum of Natural History, de Chicago, Illinois.
Para conseguir esa réplica no lo hizo solo. Contó con la ayuda de otros tres investigadores: Denise C. Murmann, Kenneth Cohrn y Ramesh Raskar, financiados por el MIT Media Lab Consorting Funding.
Con una computadora y software de código abierto (que no tiene derechos de autor, sino que forma parte del dominio público), desarrollaron un método que emplea un sensor Kinect V2, como el que usas para jugar con tu videojuego preferido. Así, escanearon el cráneo del dinosaurio y después, usaron esta información para imprimirlo en 3D. ¿Te imaginas?
En la investigación paleontológica ya se utilizan algunas técnicas similares, pero son costosas, ya que usan escáneres industriales y materiales complejos.
La diferencia de este método es el menor costo y la portabilidad. Además, se pueden escanear y realizar copias de especímenes de gran tamaño de forma precisa. Esto último gracias a que es más rápido el tiempo de exploración y los procedimientos de reconstrucción son simples. Sin mencionar que con la impresión 3D cada vez más accesible, las réplicas se pueden realizar en un corto periodo de tiempo. Esto podría beneficiar a los museos tanto para su uso educativo como para fines de investigación.
Impresión 3D con láser
Existen distintas técnicas para impresión 3D. En este caso, el mejor enfoque que encontraron los investigadores, por su acabado y menor costo, fue el el método de sinterizado selectivo por láser, (SLS por sus siglas en inglés) con material de nylon. A grandes rasgos, está técnica consiste en imprimir capa por capa, a partir de polvos que fueron fusionados por un láser de dióxido de carbono (CO2).
Elegir el mejor método de impresión suena complicado. Sin embargo, lo más desafiante de todo el trabajo de investigación fue manipular el sensor Kinect alrededor del cráneo de SUE, por la complejidad y el tamaño del mismo.
“La muestra se tuvo que sacar del recinto para realizar los escaneos. Además, no había acceso a la parte posterior del cráneo debido a limitaciones de espacio. Por lo tanto, tuvimos que emplear una plataforma corporal y literalmente ‘usar’ el Kinect para escanear secciones difíciles”, comenta el doctor Das a Amonite vía correo electrónico.
El sensor de Kinect se puede adquirir desde 100 dólares y un adaptador para la conexión de una computadora portátil cuesta alrededor de 50 dólares. Una computadora portátil requiere unos 1,500 dólares. Este costo es menor que los escáneres 3D estructurados de luz y fotogrametría, que son los más utilizados actualmente y pueden costar desde 600 hasta 50,000 dólares, sin incluir el costo de computadoras o software. Además, son más difíciles de configurar y funcionan bien en entornos controlados.