Texto: Quitzé Fernández
Ilustración: Jess Silva
Locución y audio: Felipe Perales
Kris soñó un mundo mejor en compañía de su esposo. Entonces decidieron abandonar sus trabajos, casa, amigos, ciudad, y compraron terrenos gigantes. Tan grandes como su imaginación. Esas tierras las transformaron en parques, donde vivieran plantas y animales en peligro de extinción, y los humanos no pudieran llegar para destruirlos.
Todo empezó hace unos 14 años, cuando buscaron propiedades en Chile y Argentina para mantener el medio ambiente tal y como era antes de la llegada de los hombres.
Un día, Douglas Tompkins, su esposo, tuvo un accidente en kayak y dejó de respirar. Ella se aferró a seguir cuidando la naturaleza, manteniendo vivo en su memoria a Douglas. Ahora es dueña de grandes terrenos que miden lo mismo que países como Holanda y Bélgica.
Cree que hay gente que no reacciona ante la naturaleza, porque desde que tienen los pies en la tierra no tienen relación con el mundo natural. Están conectados desde siempre y por siempre a un dispositivo móvil. El mundo virtual es más real en sus mentes que nunca, piensa.