La escena es, por desgracia, común en nuestras sierras cada que se avecina la temporada de calor: las montañas se llenan de humo y el fuego de los bosques ilumina las noches como un recordatorio del descuido del ser humano con la naturaleza. Los incendios forestales traen a su paso alarmantes consecuencias para nuestro ecosistema.
Hace unas semanas se reportó que en algunas comunidades de Arteaga, Coahuila, varios animales de ganado fueron atacados por osos que han sido desplazados de su hábitat debido a los incendios en la sierra de Coyoteras y en Sierra Hermosa. Y eso por no hablar de la destrucción de muchas hectáreas de bosques que tardan años en regenerarse.
Los incendios forestales se pueden prevenir: De acuerdo con el Consejo Nacional de Protección contra Incendio (CONAPCI), México registra anualmente 95 mil incendios. El 90 por ciento de ellos, asegura el Centro Nacional de Prevención de Desastres, se deben a descuidos humanos que toman proporciones masivas. La tala inmoderada y las sequías producto del cambio climático han hecho que esos errores sean cada vez más devastadores.
¿Cuál es la mano del hombre entonces en los incendios forestales? Entre las principales causas destacan las siguientes:
- Quemas de basura o agropecuarias no controladas.
- Fogatas de excursionistas abandonadas.
- Fumar en áreas forestales y dejar las colillas en el suelo.
- Uso del fuego por conflictos entre comunidades o personas.
Todos los días, la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) reporta en sus redes sociales el número de incendios y hectáreas afectadas en el país, y por mencionar un día, el 13 de junio había 20 incendios activos en 7 estados de la república con más de 14 mil hectáreas, 7 de ellos en áreas naturales protegidas.
¿Cuánto tarda un bosque en recuperarse?
Cuando un incendio forestal devasta grandes hectáreas de bosque, la primera reacción que tiene el ser humano es tratar de incidir en el ecosistema y recuperar lo que se ha perdido, pero la realidad es que la regeneración natural es la mejor manera de “actuar”. Incluso tras un incendio pueden darse fenómenos que favorezcan la recuperación.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en la Guía para la manipulación de semillas forestales, señala que algunos factores externos como el fuego ayudan a poner fin al estado de reposo o latencia que se presenta en semillas de algunas especies, según una publicación de la Comisión Nacional Forestal en el portal del gobierno federal.
“La latencia es cuando una semilla permanece en apariencia sin actividad, esperando las condiciones adecuadas para germinar, como luz, humedad o temperatura. Cuando una semilla se expone al calor generado por los incendios forestales la cubierta que la rodea tiende a romperse, permitiendo que ingrese agua y gases necesarios para su germinación”.
Sin embargo, la pérdida que trae consigo los incendios puede tomar muchas décadas en recuperarse. Según un reciente estudio de la Universidad Nacional Australiana, publicada en la revista Nature Geoscience en el caso de los incendios un bosque puede tardar hasta 80 años, en comparación con los 30 años que le tomaría recuperarse de la tala indiscriminada.
El estudio se centró en los bosques de Mountain Ash, zona que genera casi toda el agua para los cinco millones de habitantes de Melbourne, en el sureste de Australia, aunque los científicos creen que las conclusiones pueden extenderse a otros lugares del mundo. La clave se encuentra en el suelo, ya que la elevada temperatura del fuego provoca la pérdida de los nutrientes de la tierra.
La erosión del suelo, aspecto clave.
Otros investigadores también resaltan que tras un incendio es importante evitar la erosión. “La desaparición de la vegetación que hace de cubierta protectora puede fomentar la erosión del suelo. Y ese es el principal problema para la recuperación del terreno tras el incendio, lo que hay que evitar por todos los medios”, le explicó Carlos del Álamo, decano del Colegio de Ingenieros de Montes, al diario El País.
Es duro saber que recuperar un bosque puede tardar casi un siglo. Por lo que los árboles que vieron arder nuestros ojos sólo los verán reverdecer nuestros nietos. Así que no queda más que prevenir a toda costa los descuidos que generan estas grandes tragedias, y ser cuidadosos en nuestro manejo del fuego cuando estemos de visita en el campo.
Los animales, plantas y nuestros pulmones, nos los agradecerán.