Estudios recientes han mostrado que algunos caballos reaccionan de manera peculiar frente a los espejos. Pero la duda sigue respecto a si se trata de un reflejo o un estado mental.
Por: Laura Puentes
Lucía es una niña que creció en una granja a las afueras de la ciudad. Siempre ha estado rodeada de animales domésticos, desde gallinas y gallos hasta toros, vacas y caballos. Estos últimos son sus favoritos, pues uno de ellos es su mejor amigo: Horsy.
Horsy, es un caballo peculiar, su pelaje es café oscuro con un brillo deslumbrante y tiene algo que lo hace destacar entre los demás caballos. No solo es el cariño que Lucía le tiene, sino una inteligencia que ha sido descubierta por casualidad.
Una tarde Lucía paseaba con Horsy cerca del río, se detuvieron a descansar y recostados junto a un árbol permanecieron un buen rato. En eso Lucía se percató que tenía un poco de lodo en la cara, se levantó y en la orilla del río tomó agua con su mano para limpiarse. Horsy la siguió por instinto y al acercase a la orilla vio su reflejo y notó que en su oreja tenía lodo, a lo cual comenzó a señalar con su otra pata; Lucía asombrada miró la acción de Horsy y ella ayudó a limpiarlo.
Terminado el paseo regresaron a la granja. Lucía llevó a Horsy a su cabelleriza a descansar, pero no dejaba de pensar en lo que había hecho su caballo en el río. Por la mañana, en el desayuno, la chica les platicó a sus papás de la hazaña de Horsy y se sorprendieron un poco, aunque dudaban de las palabras de la joven pues sabían que ella adoraba ese caballo.
Pensando en cómo mostrarles a sus papás lo que Horsy había hecho, Lucía llevó un espejo a la caballeriza y al verse reflejado el caballo comenzó a tocarse la oreja donde tenía lodo en la ocasión pasada. Sus padres también quedaron asombrados de la acción de Horsy.
La inteligencia de los caballos
Aunque Lucía y Horsy son dos personajes de ficción, hay científicos que se han dedicado a investigar la inteligencia de los caballos. Usualmente los animales que se ven en el espejo reaccionan como si se tratara de otro individuo: no se reconocen a sí mismos. Pero en otros casos, la curiosidad se despierta. Aquí los científicos aplican lo que se llama la “prueba de marca”, algo similar a lo que hizo Lucía con Horsy.
Según Ali Boyle, investigadora de la Universidad de Cambridge, quien escribió una nota para la revista The Conversation al respecto de este tema: “Se marca al animal en un lugar que solo podrá ver en el espejo, quizá en la frente o en la oreja. A continuación, los científicos observan si el animal pasa más tiempo tocando esta parte del cuerpo frente al espejo cuando está marcado que cuando no lo está. Si lo hace, esto sugiere que el animal reconoce su reflejo”.
Estos estudios no son recientes. En la década de los setenta esta prueba se aplicó principalmente en primates, que se mostraron poco receptivos a su propia imagen en un espejo. Sin embargo, también se ha aplicado a otras especies, como delfines, urracas y elefantes.
Recientemente un grupo de investigadores italianos reveló que los caballos al realizarles esta prueba, son más propensos a reconocerse a sí mismos. Según los autores de esta investigación, “el autorreconocimiento implica tener un concepto de uno mismo como agente psicológico con una mente“. Sin embargo, esta teoría es poco aceptada por la comunidad científica, pues ellos argumentan que el autorreconocimiento en un reflejo y este no implica un estado mental.
Así, podemos estar seguros que nuestra Lucía del cuento se sentirá feliz y un poco más cercano a su gran amigo ahora que descubrió que, al igual que ella, también puede ver su reflejo en el espejo.