Cuando Ivonne Garzón diseccionó a la polilla que tenía entre sus manos, creyó que algo había hecho mal. No encontraba las partes que suele ver en el sistema reproductivo de estos insectos. El espécimen, recolectado en la sierra que comparten Coahuila y Nuevo León, era muy diferente a lo que ella conocía.
“Pensé que había hecho algo mal y había dañado el organismo. Esto es el holotipo (el espécimen usado para la descripción de una nueva especie) un organismo muy importante. Entonces fue bastante chistoso, emocionante y confuso”, explica la curadora de Lepidoptera de la Colección Nacional de Insectos del Instituto de Biología de la UNAM.
En el mundo se tiene registro de aproximadamente 165 mil especies de mariposas y polillas. Pero es muy probable que existan muchas más que aún no se describen y, para quienes estudian estos organismos es imposible conocerlos todos. El espécimen que Ivonne tenía entre sus manos era una prueba de ello.
Pero esta historia comenzó en el 2018, años antes de que llegara a las manos de Ivonne, cuando un grupo de guardabosques en la sierra de Zapalinamé (Coahuila) observó por primera vez una polilla que llamó su atención por su gran tamaño y coloración. Después de fotografiarla la subieron a la plataforma Naturalista MX, en donde John Grehan, el especialista en polillas de la familia Hepialidae, la reconoció como una especie que no coincidía con ninguna otra del género y sugirió la colecta de un ejemplar para su descripción como una nueva especie.
El 19 de julio de 2021 Alejandro Durán encontró de nuevo la polilla macho (holotipo) en la misma localidad y la colectó para su traslado. Un mes y medio después, Carlos Velazco colectó a la hembra (paratipo), a 40 kilómetros de ahí, en el Cerro La Mota, en García Nuevo León. Ambos ejemplares fueron enviados a Ivonne Garzón para su disección y toma de fotografías.
Con la información generada en esta cadena, John Grehan (Estados Unidos) y Carlos Mielke (Brasil) pudieron confirmar las sospechas. Para esto ayudó un análisis del ADN mitocondrial, donde encontraron que ambos, macho y hembra, pertenecían a la misma especie: una nueva, que nombraron Phassus zapalinamensis, en honor al lugar en el que se encontró: la Sierra de Zapalinamé y el norte de la Sierra Madre Oriental. Los resultados se publicaron en la revista ZooNova, en julio de 2022.
Los ojos de los científicos ciudadanos
Naturalista MX es una plataforma que ha sido de gran ayuda para hacer ciencia en colectividad. De acuerdo a Ivonne, les dio miles de ojos a quienes investigan. Así mientras la comunidad está afuera capturando imágenes, los y las científicas pueden dar clase o escribir propuestas para el financiamiento de sus estudios. “Fue un cambio enorme para nosotros. No siempre podemos estar haciendo trabajo de campo”, explica.
Esta plataforma también contiene información de interacciones bióticas que son muy útiles para los investigadores. “No es sólo la imagen, son también los datos que vienen contenidos con la imagen, como la planta hospedera”, dice Ivonne. “Esto de descripciones de especies nuevas para la ciencia a partir de imágenes de Naturalista, ha ocurrido muchas veces: un científico ciudadano que afortunadamente es lo suficientemente curioso para tomar una fotografía, subirla a la plataforma y preguntarse ‘¿Qué es este bicho?’ Así arranca todo”.
El fantasma de la sierra
La ahora conocida habitante de las sierras de Coahuila y Nuevo León, la polilla Phassus zapalinamensis, es una especie perteneciente a la familia Hepialidae, cuyas especies son conocidas como “polillas fantasma”, y son consideradas el grupo más antiguo de lepidópteras.
Una cosa interesante que comparten con otras familias de polillas es que no cuentan con partes bucales (probóscide o lengua) por lo que no se alimentan como adultos y en cambio sobreviven en base a lo que comieron como orugas. En el caso particular de la zapalinamensis el macho y la hembra tienen patrones de alas similares, pero no idénticas,
Otra de las diferencias notables tiene que ver con el aparato reproductivo. En la mayoría de las mariposas y polillas las hembras cuentan con dos orificios reproductivos: uno por el que son copuladas por el macho y otro por el que ponen los huevos. En el caso de los lepidópteros estas dos cavidades están conectadas, lo que permite que los huevos se muevan dentro del cuerpo para posteriormente ser depositados.
Sin embargo, con las polillas fantasma es diferente, ya que no hay una conexión interna entre esas dos estructuras, por lo que el movimiento de huevos y esperma ocurre casi en el exterior del organismo. “Fue muy emocionante para mí, como científica y como morfóloga, tener la oportunidad de estudiar estos organismos tan diferentes”, dice Ivonne.
Los insectos son parte también del equilibrio
La importancia de los insectos y de los artrópodos en general es que representan el 90 por ciento de la biomasa en la tierra. Es decir, ellos son la mayoría de la vida que existe sobre el planeta. Y, por lo tanto, hay muchos procesos naturales que dependen de ellos, o donde tienen participación. “Toda la vida, la biodiversidad, está conectada en interacciones, que van de arriba a abajo o de abajo para arriba”, dice Ivonne. “Y estas tienen que ver con depredación, herbivoría, parasitismo, todas esas interacciones que permiten que el ecosistema mantenga un equilibrio”.
Así que cuando uno remueve organismos de un ecosistema, por ejemplo, cuando un organismo se extingue, ese equilibrio se pierde, y entra en riesgo de que otros organismos vengan a cubrir ese papel… pero no de la misma forma. Y esto abre la posibilidad de que especies invasivas aprovechen esta susceptibilidad. “Cuando perdemos poblaciones de insectos y de artrópodos en general, estamos desestabilizando este equilibrio”.
Ivonne Garzón considera que los esfuerzos que se enfocan en conservar una sola especie son miopes, por ejemplo los programas que buscan conservar sólo a las mariposas monarca. Que es bueno, pero sería más efectivo que el esfuerzo fuera enfocado a conservar el ecosistema y el hábitat donde muchos organismos se van a proteger y beneficiar de ese esfuerzo.
Todo forma parte de una red
“Que uno como individuo en su vida diaria vea un insecto y lo mate, tiene poco efecto en sí sobre la salud de las poblaciones. Negativo es cuando una compañía entra y tala todo un bosque, o cuando el gobierno o una empresa privada crea una mina, una carretera o un cambio en el paisaje. Ahí los efectos son enormes y pueden causar extinciones locales”, dice Garzón. “Y es trágico perderlos por esta red de interacciones que mantienen la salud del ecosistema”.
La pérdida de estas poblaciones es terrible ya que por último también nos sostiene a nosotros como especie. Por ejemplo, la producción de muchos frutos se debe a la polinización de los insectos. Y cuando se dañan esas interacciones, como en el caso de los pesticidas o las modificaciones genéticas, se crean cambios a largo plazo que nos afectan a los humanos. “Ni siquiera es de altruismo que deberíamos proteger a estos organismos, es porque nuestra supervivencia depende de ellos”, dice Garzón.
Las polillas y mariposas, en particular, juegan papeles importantes de servicio en la naturaleza. Sus orugas se comen cierta cantidad de hojas que ayuda a que las plantas no crezcan demasiado afectando a otros organismos. A su vez, las avispas atacan a las orugas, manteniendo la población en balance. Y las mariposas y polillas adultas son alimento para murciélagos, sapos y aves. Y así en un permanente equilibrio.