Un Tiranosaurio rex atraviesa un bosque de pinos. Para abrirse camino, el dinosaurio empuja las ramas de los árboles, de las cuáles caen unas diminutas flores. Estas flores quedan atrapadas en depósitos de resina de la corteza de un árbol llamada aracauria. Se cree que esta resina se convierte en ámbar en su forma fosilizada, es decir, en piedra.
Cien millones de años más tarde, un grupo de investigadores encontró esta y seis flores más del periodo Cretácico y pensaron en la hipotesis anterior. La flor se llama Tropidogne pentaptera, identificada en su forma fosilizada como una nueva especie.
Es la primera vez que siete flores completas de este periodo son reportadas en un estudio. Las flores son bastante pequeñas, miden de 3.5 a 5 milímetros de diámetro, y requieren ser observadas con un microscopio.