Aunque la evolución de las aves ha tomado millones de años, nuevas evidencias sugieren que la transición de la tierra al agua no fue tan lenta como se pensaba.
Por: Laura Puentes
Nunca he visto un pingüino en persona, pero me parecen unas aves muy peculiares e interesantes. Tal vez algo que las identifica es su habilidad para nadar. Ahora hay un estudio que avanza en descifrar cómo se desarrolló esta magnífica habilidad en las aves de clima frío.
Según reportó la revista Science, un grupo de investigadores estadounidenses descubrió cómo los estorninos europeos, sin ser aves acuáticas, son nadadores de manera natural. Este hallazgo puede contener pistas clave de cómo sus primos más grandes en blanco y negro obtuvieron su capacidad para nadar.
El trabajo es “emocionante” y da a los científicos una “nueva dirección” para estudiar la evolución de la natación en las aves, dice Frank Fish, un biólogo de la Universidad de West Chester que no participó en la investigación.
Un largo camino evolutivo
La transición del aire al agua fue gradual para la mayoría de las aves acuáticas, creen los científicos. Los volantes terrestres comenzaron salpicando —y eventualmente nadando— en las superficies de lagos, estanques y otros cuerpos de agua. También algunas aves comenzaron no sólo a meter la cabeza bajo el agua, sino también a hundir el resto de su cuerpo hacia abajo, lo cual a lo largo de los años generó una adaptación acuática.
La evolución de la natación al buceo se dio al menos 10 veces en las aves en los últimos cien millones de años, dando al mundo especies como los frailecillos y pingüinos. Pero ninguna de estas transiciones fue fácil: el agua es 800 veces más densa que el aire y 60 veces más viscosa.
Una respuesta veloz
Para explorar cómo las aves pueden haberse adaptado por primera vez al agua, en la Universidad de Montana, Missoula, se realizó un estudio en donde el estudiante de posgrado Anthony Lapsansky y sus colegas recogieron nueve estorninos (Sturnus vulgaris). Aunque esta ave se consideran invasoras en los Estados Unidos, no existía evidencia de que pudiera nadar.
Los investigadores colocaron a los estorninos en el agua de un tanque de 3,7 metros de largo y 3 mil 500 litros, hundiéndolos, como simulando una caída del cielo. Para su sorpresa, los estorninos nadaron igual de bien como las aves de buceo.
El biólogo Fish está de acuerdo en que, para que esto suceda, los estorninos flexionan inmediatamente sus alas, lo cual sugiere que lo necesitan hacer para superar la densidad del agua y evitar sobrecargar su articulación del hombro. Ya saben cómo flexionar sus alas para evitar obstáculos. Además, al igual que los frailecillos, los estorninos usaban sus pies para cambiar de dirección, por lo que comparten otro rasgo con las aves de buceo.
El análisis que los científicos elaboran es que puede que no haya tomado tanto tiempo como pensaron para la transición del aire al agua; es probable que muchos pájaros simplemente “improvisaron” el proceso para hacerlo bajo el agua.