El cáncer constituye una de las enfermedades de mayor incidencia en la población mundial. En este día Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama te invitamos a conocer cuáles son sus factores de riesgo.
El cáncer es uno de los desafíos más relevantes de nuestra época, pues constituye una de las enfermedades de mayor incidencia en la población mundial. En este Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama te invitamos a conocer cuáles son los factores de riesgo asociados a esta enfermedad.
Es necesario que ante cualquier alteración que la mujer compruebe mediante su autoexploración consulte inmediatamente a su médico. Estas pueden ser:
- Dolor punzante en alguna parte de la mama que persiste tras la menstruación.
- Cambios en la coloración o aspecto de la piel de la mama, con especial atención a la aparición del aspecto de piel de naranja.
- Hoyuelos o hundimientos de la piel o palpación de bultos que no se palpaban previamente y que persisten tras la menstruación.
- Secreción de líquido por el pezón, fijándose en el aspecto (transparente, lechoso o sanguinolento) del mismo.
En la mayoría de las ocasiones, estos signos o síntomas indicarán la presencia de algún problema benigno en las mamas y solo en otros casos, corresponderá a un proceso maligno (cáncer de mama).
En un repaso bibliográfico realizado por investigadores de la Universidad de Ciencias Médicas de Pinar del Río. Pinar del Río, Cuba, destacan que el cáncer de mama puede desarrollarse por varios factores, en su mayoría parcialmente conocidos, que pueden ser no modificables o modificables.
Factores de riesgo no modificables
La edad es el factor de riesgo más importante, pues aproximadamente 2 de cada 3 cánceres de mama se encuentran en mujeres de 50 años, diagnosticándose más del 75 por ciento de los cánceres de mama después de la menopausia.
El color de la piel influye en la aparición del cáncer de mama, pues las mujeres de piel blanca son un poco más propensas a desarrollar este tipo de cáncer que las mujeres afroamericanas, aunque las afroamericanas son más propensas a presentar mayor malignidad y morir por esta causa en edades más tempranas.
El cáncer de mama familiar se debe probablemente a la interacción de factores medioambientales con factores genéticos aún no identificados. Se considera que entre el 5 y el 10 por ciento de todos los casos diagnosticados tienen un carácter hereditario.
Las mujeres que comenzaron a menstruar antes de los 12 años, lo que se conoce como menarquía precoz, tienen un mayor riesgo de padecer la enfermedad. Otro factor de riesgo es el primer embarazo tardío, después de los 30 años.
Factores de riesgo modificables
Entre los factores de riesgo modificables necesarios a tener en cuenta están: el tabaquismo, la no lactancia materna, los tratamientos hormonales no justificados, la obesidad, el poco o nulo ejercicio físico, el consumo de alcohol y grasas.
El tabaquismo causa diversas enfermedades y también está vinculado a un mayor riesgo de cáncer de mama en mujeres pre-menopáusicas más jóvenes. El riesgo se incrementa con la intensidad y duración del hábito, ya que estos derivados generan radicales libres bastantes reactivos que atacan el material genético promoviendo mutaciones.
El estado hormonal influenciado por la acción estrogénica constituye un peligro en el incremento de la neoplasia, sobre todo en mujeres con menarquía precoz y menopausia tardía, pues se relaciona con un daño genético en las células epiteliales mamarias en las edades de alta actividad proliferativa de estas células.
Es importante que las mujeres sepan que el sobrepeso y la obesidad, sobre todo después de la menopausia, pueden ser perjudiciales para la mama, así como un exceso de grasa en el abdomen y la cintura.
El consumo de bebidas alcohólicas aumenta el riesgo de las mujeres de sufrir cáncer de mama, aunque su efecto no está definido. Según los resultados de algunas investigaciones, este puede estar provocado por la acción directa de los productos del etanol sobre las membranas celulares del epitelio mamario que permite que se incrementen los niveles de estrógenos.
¿Cómo prevenir?
La práctica de ejercicio habitual protege del cáncer de mama. Las mujeres atléticas tienen la mitad del riesgo de cáncer de mama que las mujeres sedentarias. El ejercicio físico ocasiona pérdida de masa grasa y aumenta la masa muscular, también disminuye los niveles de estrógenos, insulina y mejora el nivel inmune.
El riesgo de padecer cáncer de mama se reduce un 4,3 por ciento por cada año de lactancia materna y un 7 por ciento por cada nacimiento. En ambos casos el efecto protector se da por la inducción de la diferenciación del epitelio mamario, que lo hace menos susceptible a carcinógenos ambientales y por la ausencia de ciclos ovulatorios con sus respectivos efectos hormonales.
Por último, una parte importante de los casos detectados de cáncer de mama se encuentran en estadios avanzados. Esto se debe por lo general a múltiples factores, como un diagnóstico médico tardío, pobre trabajo de pesquisa en las áreas, tardía decisión de la mujer en buscar ayuda y no realizar el autoexamen de mama, lo que repercute en la incidencia y la mortalidad de esta enfermedad.
Por lo tanto, en este mes de lucha contra el cáncer de mama te invitamos a autoexplorarte y acudir a tu médico ante cualquier duda o sospecha.