Cuando era niña, Viridiana exploraba las montañas, museos y librerías en compañía de su padre, quien le contaba cientos de historias que encontraba en los libros y la fascinaban. Tiempo después, iniciaría la aventura de la escritura con Un librito de bichos, su primer obra infantil publicada por Amonite.
En la escuela preparatoria decidió que quería ser bióloga, desde entonces los insectos se volvieron su gran pasión. Sus estudios le permitieron publicar textos académicos para entender sus semejanzas y los grandes grupos que sobre ellos existen.
Pero la literatura no se había ido, faltaba algo que la hiciera despertar. Durante la pandemia ocasionada por el virus COVID-19 (2020 –2023), su padre le contó sobre un concurso de libro infantil en el estado de Zacatecas y se puso a escribir. No ganó. El curso que tomó esa propuesta la ve como un sueño materializado.
“Escribí a partir de la forma en la que me enseñaron en la escuela, de manera evolutivo para niños: en cuento, verso simple y así surgió este libro. No gané el concurso, creo que fue porque es algo extraño la unión entre ciencia y literatura”.
Al poco tiempo conoció la propuesta de Amonite en la Feria del Libro de Zacatecas, y se fue materializando la publicación que, se complementó con la experiencia de ser madre, porque después de criar a su hija buscaba recuperar una vida científicamente activa y la escritura se prestó para ese fin.
Lilith, su hija, ahora tiene seis años de edad; desde hace un par de años pedía que mamá le contara historias. Viridiana retomó su gusto por literatura infantil.
“Ella me pedía que le contara historias y yo de lo que sé, es de bichos. Empecé a buscarle libros y me di cuenta que no tenían mucha información o era la misma, además que eran amarillistas. No encontraba libros bonitos. Decidí escribir sobre insectos porque es de lo que más conozco. Yo bromeaba diciendo que la ciencia mató mi espíritu creativo, pero me propuse recuperarlo y aplicarlo”.
Un librito que fue un gran reto
Escribir Un librito de bichos ha sido todo un reto para Viridiana Lizardo Briseño. Lo primero era retomar lo aprendido años atrás.
“De chica tomé talleres literarios y en un tiempo tuve un blog, pero por mi profesión empecé a escribir de forma académica, que es algo cuadrado y da poco espacio a la creatividad, pero pensando también en mi hija me puse a escribir”.
A los niños piensa que se les subestima, pero basta preguntarles sobre dinosaurios porque lo saben todo. Tienen una capacidad de retención increíble.
“Hay que tomar a los niños en serio, respetar su capacidad intelectual. Ellos tienen una facilidad para entender, retener y en este caso poder aprender de bichos, que son fascinantes y es impresionante su diversidad morfológica de colores, hábitos”.
Un libro en verso
Entre ciencia y literatura, Viridiana agrupó a los insectos por especies y habla de ellos en verso. Están ahí los ametábolos, hemimetábolos y holometábolos, acompañados un glosario e ilustraciones realizadas por su hermana Paloma.
“De niño te enseñan a tenerles miedo, ahora vemos que muchos de los que mirábamos en la infancia ya no existen y que te invitan a proteger a algunos que incluso son plagas. Muchas de las poblaciones de insectos están desapareciendo, antes los mirábamos en los cristales de los automóviles y ahora no, por eso es importante también hacer este libro”.
Viridiana describe a los chapulines y grillos, que pertenecen a la familia de ortópteros. Nos cuenta sobre el género phasmatodea, conocidos como insectos de palo, porque parecen ‘fantasmas’ porque se mimetizan y poseen una gran habilidad para vivir sin que nadie los moleste: son los únicos insectos que regeneran sus patas cuando alguien se las corta o les sucede un accidente.
En Un librito de bichos, Viridiana reunió a más de 20 especies; desde mariposas hasta grillos. Saltan de una página a otra, como lo hicieran en la vida real y eso también es literatura.