El continente antártico es uno de los lugares más fascinantes de la tierra. Un enorme desierto blanco que le permite a los científicos conocer nuevos secretos acerca de nuestro planeta y de los riesgos que enfrenta. No es de sorprender que aquí encontremos el agujero en la capa de Ozono, y que sea una zona sumamente sensible al calentamiento global.
Ahora los investigadores se encuentran preocupados por el hallazgo de microplásticos en la nieve antártica, una nueva amenaza que puede acelerar los cambios que trae el calentamiento global. Esta investigación fue conducida por el estudiante de doctorado Alex Aves, de la Universidad de Canterbury, en el Reino Unido, y fue publicado por la revista The Cryosphere.
El hallazgo demuestra la amenaza que supone la presencia de los microplásticos en los ciclos de vida de las especies y organismos del continente: “Es sumamente triste. El hallazgo de microplásticos en la nieve fresca de la Antártida pone de manifiesto que la contaminación por plásticos llega hasta las regiones más remotas del mundo”, le dijo Alex Aves al diario The Guardian.
Una amenaza industrial
Los microplásticos son partículas plásticas de tamaños menores a cinco milímetros originados por la fragmentación o fabricación directa de materiales de uso industrial y doméstico que llegan a los océanos. Estas micropartículas se están incorporando en los diversos niveles de la cadena alimentaria, como el plancton, los mariscos, los peces, las tortugas, las ballenas o las aves marinas y playeras.
Los investigadores tenían la esperanza de que en un lugar tan remoto y prístino de la Antártida, como la Barrera de Hielo de Ross, no habría ni rastro de estos microplásticos, sin embargo, las partículas estaban presentes. Otros lugares extremos donde se han encontrado rastros son la cima del monte Everest y las profundidades de los océanos.
Los científicos indicaron que los modelos atmosféricos apuntan a que estas diminutas partículas viajaron miles de kilómetros a través de corrientes de aire, aunque también consideran que son producto de la presencia humana en la Antártida.
Los riesgos de estas partículas.
Las micropartículas representan una grave amenaza a la salud y a la estabilidad de los ecosistemas. Las personas suelen comerlas o respirarlas de modo inadvertido, y otro estudio reciente ha indicado que estas causan daño a las células humanas. Sin embargo, su presencia en el aire, agua y tierra no parece aminorar.
Los plásticos están hechos de diferentes sustancias químicas, a lo cual se agregan aditivos que les dan fuerza y flexibilidad. Ambos pueden ser tóxicos, y es algo que los científicos están tratando de dilucidar. El análisis más reciente ha identificado más de 10 000 sustancias químicas únicas utilizadas en los plásticos, de las cuales más de 2400 son potencialmente preocupantes, según le aseguró Scott Coffin, científico investigador de la Junta Estatal de Control de Recursos Hídricos de California (Estados Unidos) al portal de National Geographic.
Sin bien todavía faltan muchos estudios para determinar con exactitud los efectos que causan en nuestros pulmones y nuestra alimentación, los microplásticos se yerguen como una amenaza invisible y persistente que seguro traerá enormes problemas consigo. Por lo menos ya sabemos que no hay rincón del planeta que escape a su presencia.