El pequeño Wolfgang creció rodeado de música. Su padre era músico y profesor, y en su casa de la antigua Salzburgo nunca faltaban partituras, violines y teclados. Por lo que lo más lógico era que desde bebé sus dedos reconocieran las teclas del clavecín y que se fascinara con el sonido que producían.
Así que tan temprano como a los cuatro años su padre empezó a enseñarle a tocar minuetos y otras piezas, las cuales interpretaba con maestría. Y aún más: a los cinco ya componía pequeñas piezas dedicadas a su progenitor. No está de más decir que al paso de los siglos Wolfgang Amadeus Mozart se convertiría en uno de los compositores más celebrados de la historia.
En esta época, a muchos padres les recomiendan ponerle música de Mozart a los bebés, ya que se dice que ayuda muchísimo al desarrollo de su cerebro. Y si bien el llamado “efecto Mozart” no se ha comprobado científicamente, lo que sí se sabe es que la enseñanza de la música influye positivamente en el desarrollo académico y social de las personas.
Tan así que la UNESCO realiza un gran esfuerzo con otras organizaciones para promover la educación artística y musical, sobre todo entre los niños de las zonas más vulnerables, que suelen tener poco acceso a esta clase de estímulos.
La música, una gran diversidad
Ya sea desde la música llamada “clásica” hasta el jazz, el rock y los ritmos afrocaribeños (¡incluso el reggaetón!), podemos encontrar que la diversidad de la música de nuestro planeta nos acerca a distintos modos de pensar, de divertirse, de expresarnos, por lo que aprender a apreciar toda la música es una tarea valiosa.
La relación entre el cerebro y la música ha sido estudiada desde hace décadas; diversos estudios han demostrado que las capacidades musicales están distribuidas en ambos hemisferios cerebrales,
Ayuda a fortalecer el desarrollo cognitivo
Tan solo aprender a tocar un instrumento musical en la niñez estimula el desarrollo cognitivo y conduce a la mejora de las habilidades en una variedad de áreas extra-musicales, como las verbales y espaciales, el pensamiento lógico-matemático y el rendimiento del coeficiente intelectual, según un estudio de la Sociedad Internacional para la Educación Musical que cita el diario El Tiempo.
La profesora de la Universidad del Valle María Victoria Casas, en su artículo ‘¿Por qué los niños deben aprender música?’, concluye que cuanto más temprano se establezca un contacto serio con la música, mayor oportunidad se tiene de que a través de su práctica se fortalezcan otras dimensiones del ser humano.
¿Cómo beneficia a los niños?
El blog Red Música Maestro de la editorial Pearson cita 10 beneficios que puede traer la enseñanza de música a los niños:
- Mejora la capacidad de memoria, de atención y de concentración de los niños.
- Estimula su inteligencia al mejorar la habilidad para resolver problemas matemáticos y de razonamiento complejos.
- Es una manera de expresarse.
- Introduce a los niños a los sonidos y significados de las palabras, fortalece el aprendizaje y contribuye a mejorar su lenguaje.
- Les hace más sociables, ya que la música brinda la oportunidad para que los niños interactúen entre sí y con los adultos.
- Desarrolla la creatividad y estimula la imaginación infantil.
- Al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo muscular de los niños.
- Provoca la evocación de recuerdos e imágenes.
- Estimula el desarrollo integral del niño, al actuar sobre todas las áreas del desarrollo.
- Y finalmente, ayuda a establecer rutinas, sentando así las bases de una futura disciplina.
Es probable que nuestros hijos no se conviertan en genios como el pequeño Wolfgang Amadeus en el Salzburgo del siglo XVIII, pero sí podemos estar seguros que un acercamiento temprano a la música nos aportará una experiencia positiva para su desarrollo y nos brindará horas de felicidad en familia.
¡Música, maestro!