¿Cómo es que un libro de poemas se convirtió, al paso del tiempo, en un proyecto ambiental? Conversamos con Claudia Luna, del Colectivo “Yo soy Zapalinamé” que celebrarán en este mes de octubre su segundo festival.
Por: Laura Puentes
Trabajar por preservar nuestro medio ambiente es una labor que deja grandes recompensas, así nos lo platicó Claudia Luna, quien es la coordinadora del Colectivo de Arte Urbano “Yo soy Zapalinamé”, el cual fue creado junto a su amigo Alejandro Arizpe para concientizar sobre la conservación de la sierra ubicada en Saltillo, Coahuila, México.
“Este activismo nos ha ido transformando y ha ido permitiendo que se hagan nuevas cosas. También han sumado algunos actores sociales de la localidad para para aportar más a la naturaleza y nos ha permitido conocer gente valiosísima”.
El próximo 16 de octubre estarán realizando la segunda edición del Festival “Amor por la Sierra de Zapalinamé”, organizado por el colectivo junto con las asociaciones civiles PROFAUNA y Conservación San Lorenzo. Aquí los asistentes podrán disfrutar de un certamen musical y de la gastronomía regional.
Todo por un poema
El Colectivo de Arte Urbano “Yo soy Zapalinamé” nació paulatinamente a partir de 2009, cuando se publicó por primera vez el Diario de montaña, un libro de poemas y fotografías de Claudia Luna.
“Este libro fue que es el que auspició todo esto, ya que los recursos obtenidos de la venta del diario se usaron para pagar una parte del sueldo de los guardaparques de la Sierra de Zapalinamé”, comenta Luna en entrevista con Amonite.
El texto se distribuyó de forma independiente en algunas librerías locales y en algunos espacios nacionales e internacionales. Principalmente lo leían escaladores y meditadores. Pero no todo quedó ahí.
Lo que más nos interesa es que se acerquen. La idea es que el arte puede transformar, es otra forma de pensar
Claudia Luna
“Este movimiento nos llevó también a publicar una guía que se llama Sierra Zapalinamé, que se publicó en 2013. También los fondos se destinaron para para apoyar parte de las labores de los investigadores en la sierra, porque a todos ellos se les dio una remuneración económica”, dijo Claudia.
Así nació otra publicación de un libro de poemas, La piel de la luz, que cuenta con páginas que parecen estar en blanco, pero tienen tinta fosforescente, por lo que brillan por la noche. Con los fondos de este libro surgió el acercamiento con la comunidad de los mascogos en Múzquiz, que sería el inicio del trabajo ambiental del colectivo.
“Eso nos llevó a estar trabajando con la comunidad, a visitarlos. Ya estando con ellos nos dijeron que querían un apoyo para poder disfrutar el río, que tenía bastante tiempo desde el huracán Gilberto que se había cerrado. Entonces buscaron los fondos, se consultó a un ingeniero que coordinará los trabajos, pero era importante los permisos federales y estatales”, añade Claudia Luna.
El trabajo no fue sencillo pues tuvieron que acercarse a las autoridades del lugar para obtener no solo los permisos, sino conseguir también los pobladores, poco a poco se involucraran el trabajo de la zona.
“Hacer todo esto con la cuestión del agua nos ayudó mucho. Fue bien loco porque el entonces encargado de Economía para esta zona había leído mis poemas. Y nos dijo: ‘está muy padre lo que andan haciendo a través de la poesía’. Esto nos ayudó mucho para tener los permisos, porque son causas federales”, explicó Claudia.
Es desde ese momento se han dedicado a través del colectivo a trabajar por la Sierra de Zapalinamé, todo enfocado desde el arte.
Los muros de Zapalinamé
Durante el año una de las actividades que siempre realiza el colectivo es a través de unos muros públicos en los cuales cualquier persona puede plasmar su sentir por la Sierra.
“La gente empezó muy emocionada a preguntarnos qué se podía hacer, porque sacamos una campaña publicitaria sobre cómo cuidar la Sierra. Y entonces se nos ocurrió utilizar lo de los muros porque son públicos, son de las pocas cosas públicas que quedan”, menciona Luna.
Así se dieron a la tarea de dialogar con las autoridades locales para que les permitieran utilizarlos para el proyecto que tenían en mente.
“Nosotros creemos, como movimiento, que el arte transforma vidas. A lo mejor algunas personas les puede parecer poca cosa, pero creemos que el arte es otra manera de hacer activismo, pero con el corazón”
Claudia Luna
“A partir de ahí se gesta este proyecto donde se invita a la ciudadanía y convocamos a ciudadanos, artistas, biólogos, amas de casa, psicólogos, estudiantes, patinadores, artistas plásticos, gente de diferentes formaciones para que participen. Así nace este movimiento que ya tiene 7 años, donde intervenimos muros públicos con mensajes de la Sierra”, señala Claudia Luna.
El arte puede transformar
Para el Colectivo de Arte Urbano “Yo soy Zapalinamé”, la expresión artística es una manera de transformar vidas, lo han buscado hacer en pro del medio ambiente y el Festival “Amor por la Sierra de Zapalinamé” es el evento donde se concentra todo este trabajo.
“Lo que más nos interesa es que se acerquen. La idea es que el arte puede transformar, es otra forma de pensar y también sirve para que empecemos a mostrar la guía fundamental del cuidado del medio ambiente. Hace falta que la comunidad se sienta parte de esto y que estén ahí participando”, enfatiza Claudia Luna.
Este es el segundo festival que se realiza, el primero fue en 2015, al cual asistieron alrededor de 200 personas. En esa ocasión hubo concursos, premios en efectivo, además de la colaboración de los ganadores quienes ayudaron a reforestar la zona.
“Nosotros creemos, como movimiento, que el arte transforma vidas. A lo mejor algunas personas les puede parecer poca cosa, pero creemos que el arte es otra manera de hacer activismo, pero con el corazón”, comenta Claudia.
Música por la sierra
En esta edición contará con un certamen musical donde se recibieron composiciones musicales de todos los géneros. Con los seleccionados se va a hacer el festival el 16 de octubre del 2021.
Este se llevará a cabo en el cañón de San Lorenzo coincidiendo con las actividades por el 25 aniversario del decreto de protección de esta área protegida que está en el corazón de los saltillenses.
“Entonces cantarle a esto es muy importante para otros, como te digo, empezamos a partir de la literatura, la música y el arte visual. Entonces creemos que el arte es muy importante”, apunta Luna.
“Creo que mis compañeros y yo, tanto Alejandro como todos los miembros del colectivo, toda la gente que trabaja con nosotros, nos hemos transformado”.
Claudia Luna
La entrada está restringida a 350 personas. Para acceder es necesario registrarse y llevar 5 botellas de cristal, las cuales pueden recoger de la basura o reciclar de las mermeladas, de las cervezas, de los vinos, de las aguas, de lo que sea para poder reciclar.
Para este festival se pide llevar un termo y que puedan probar las infusiones de laurel y anís. También degustar la oferta gastronómica que se prepara en la comunidad.
Transformar vidas
Sin lugar a dudas, trabajar por el medio ambiente es una labor que requiere de mucha entrega y amor, este colectivo lo ha hecho por más 11 años y siguen en pie de transformar a la comunidad a través del arte.
“Creo que mis compañeros y yo, tanto Alejandro como todos los miembros del colectivo, toda la gente que trabaja con nosotros, nos hemos transformado. Ha sido un proceso largo y muy bello porque nos acercamos, conocemos más del espacio que nos rodea, y tomamos conciencia la importancia de los problemas, como la construcción de casas alrededor de la zona”.
Eso fue el motivo que los convocó para hacer este movimiento, porque además Luna comenta que durante estos años han conocido gente que tiene toda la vida trabajando por el medio ambiente.
“Conocer personajes, conocer sus luchas, conocer sus resistencias, conocer sus quiebres, sus dolores, también las pugnas, porque hay grupos que se oponen y se contraponen entre sí, pues es una gran comunidad a la que pues de una manera muy humilde, nos hemos nos hemos sumado”, concluye Claudia Luna.
Así que todos estamos invitados a participar en este festival y cantar junto a la naturaleza.