Es el momento perfecto para voltear a ver a nuestro planeta y cuidarlo antes de que se acabe el tiempo. Es el único hogar que tenemos y es nuestro deber poner manos a la obra para atenderlo como se debe.
Por: Laura Puentes
Nuestro planeta Tierra es el hogar perfecto: tiene diferentes ecosistemas para la diversidad de animales y vegetación que existen, sus mares están distribuidos de manera única para que todos los continentes tengan playas y sobre todo nos brinda todo lo esencial para sobrevivir.
Hoy es el Día de la Tierra y más que celebrar, es el momento ideal para cuidarla, para cambiar nuestros hábitos y sobre todo tomar conciencia sobre el daño que le estamos causando.
Producto del activismo de los sesenta
Fue en 1970 la primera vez que se conmemoró el Día de la Tierra en la cual hubo una primera convocatoria que congregó a 20 millones de personas en EE.UU.
Según Kathleen Rogers, presidenta de la organización del Día de la Tierra en Washington y una de las primeras fundadoras en la organización de esta fecha, una de las principales razones para elegir aquel 22 de abril de 1970 como el primer Día de la Tierra porque ese año cayó en un miércoles, el día de la semana ideal para convocar una manifestación por el medio ambiente en todo el país.
Esta conmemoración tiene sus raíces en 1960, la década del activismo combativo: “El medioambiente empezaba a sufrir y la gente estaba enfadada”.
“En algunas ciudades del país, no era raro que pudieras caminar por el centro el plena hora punta y no poder ver nada debido a la contaminación”, dijo Rogers a la revista National Geographic.
Los seres humanos y la biodiversidad
El brote de coronavirus representa un riesgo enorme para la salud pública y la economía mundial, pero también para la diversidad biológica. Sin embargo, la biodiversidad puede ser parte de la solución, ya que una diversidad de especies dificulta la propagación rápida de los patógenos; así lo señala la Organización de las Naciones Unidas.
Por otro lado, cada vez es más evidente su impacto en la salud humana. Los cambios en la biodiversidad afectan al funcionamiento de los ecosistemas y pueden ocasionar alteraciones importantes de los bienes y servicios que estos proporcionan.
Los vínculos específicos entre la salud y la biodiversidad incluyen posibles impactos en la nutrición, la investigación sanitaria y la medicina tradicional, la generación de nuevas enfermedades infecciosas y cambios significativos en la distribución de plantas, patógenos, animales e incluso asentamientos humanos, algo que puede ser alentado debido al cambio climático.
La Madre Tierra nos necesita
La Madre Tierra claramente nos pide que actuemos. Los océanos se llenan de plásticos y se vuelven más ácidos. El calor extremo, los incendios forestales y las inundaciones, así como una temporada de huracanes en el Atlántico que ha batido récords, han afectado a millones de personas.
Los ecosistemas sustentan todas las formas de vida de la Tierra. De la salud de nuestros ecosistemas depende directamente la salud de nuestro planeta y sus habitantes. Restaurar nuestros ecosistemas dañados ayudará a acabar con la pobreza, a combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva.
Es el momento perfecto para voltear a ver a nuestro planeta y cuidarlo antes de que se acabe el tiempo. Es el único hogar que tenemos y es nuestro deber poner manos a la obra para atenderlo como se debe.