En un antiguo puerto romano, un descubrimiento de restos de perros y gatos nos da cuenta que en la antigüedad los humanos ya tenían una relación cercana y afectiva con sus animales de compañía.
Por: Laura Puentes
Hace unos años murió nuestro perrito, era de raza mestiza y nos lo dieron cuando era un cachorrito. Creció y en la casa ya era parte de la familia. El día que murió lo enterramos en un lugar especial y aún después de tiempo lo recordamos con mucho cariño y aprecio.
Desde tiempos remotos las personas de las antiguas civilizaciones tuvieron mascotas como perros y gatos. En el Cercano Oriente no solo las sepultaban en un lugar especial, sino que en ese lugar se enterraban a todas las mascotas de la zona, algo así como un cementerio exclusivo para mascotas.
El sitio del que te hablo está ubicado en el antiguo puerto romano de Berenice (hoy Egipto) y fue encontrado hace 10 años, pero su propósito era misterioso. Ahora, una excavación detallada ha descubierto los entierros de casi 600 gatos y perros, junto con la evidencia más fuerte hasta ahora de que estos animales eran animales de compañía. Eso convertiría al sitio en el cementerio de mascotas más antiguo del mundo.
Los gatos y los perros se encuentran en tumbas individuales. Muchos llevaban collares u otros adornos, y habían sido atendidos por lesiones y vejez, como las mascotas de hoy en día.
El cementerio parece haber sido utilizado entre el siglo I. Fue descubierto en el 2011 por la arqueozoóloga Marta Osypinska y sus colegas de la Academia Polaca de Ciencias, a las afueras de las murallas de la ciudad, bajo un basurero romano.
El hallazgo
En el año 2017 el equipo de Osypinska desenterró los restos de unos 100 animales, en su mayoría gatos, que al parecer fueron cuidados como mascotas. Pero la naturaleza exacta del sitio no estaba clara. Salima Ikram, experta en animales egipcios antiguos de la Universidad Americana en El Cairo, dijo en ese momento que los huesos podrían haber sido desechados como basura.
Tiempo después Osypinska y sus colegas encontraron los restos de 585 animales en el mismo sitio, los cuales han sido analizados en detalle. Un veterinario ayudó al equipo a determinar la salud, el alimento que consumían y la causa de la muerte.
El equipo no encontró evidencia de momificación, sacrificio u otras prácticas rituales vistas en antiguos lugares de entierro de animales como el cementerio Ashkelon en Israel. En Berenice, la mayoría de los animales parecen haber muerto por lesiones o enfermedades según lo menciona la revista Science.
Una relación cercana con las mascotas
Sin duda alguna para los investigadores el hecho de que los seres humanos cuidaran tan bien de los animales, especialmente en una región áspera donde casi todos los recursos tenían que ser importados — y que se preocuparon tanto en enterrarlos, como muchos propietarios modernos— sugiere que la gente de Berenice tenía un fuerte vínculo emocional con sus gatos y perros. El equipo informó en la revista World Archaeology: “No lo hacían por los dioses ni por ningún beneficio utilitario”, dice Osypinska. En cambio, argumenta que la relación entre las personas y sus mascotas era “sorprendentemente cercana” a la que vemos hoy en día.
Es especialmente interesante la relación con los animales de compañía que pudo existir desde la antigüedad y conocer las prácticas que tenían las personas con sus mascotas. Tal vez desde hace siglos los seres humanos hemos sentido la necesidad de cuidar y criar seres de otra especie, además de crear ese vínculo más afectivo.