Investigadores de la Facultad de Ciencias Químico-Biológicas de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) lograron manipular genéticamente tomate de la región para incorporarle una proteína de amaranto que ha comprobado que reduce la hipertensión en personas.
Lo más seguro es que hayas escuchado la palabra transgénico o, alimentos genéticamente modificados , por lo cual hay un eterno preguntar sí son buenos, o no. Investigadores de la Facultad de Ciencias Químico-Biológicas de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) lograron manipular genéticamente tomate de la región para incorporarle una proteína de amaranto que ha comprobado que reduce la hipertensión en personas.
Lourdes Janeth Germán Báez, quien encabeza al equipo científico del Laboratorio de Biotecnología e Ingeniería Genética de la UAS, dijo:
“Hicimos revisiones de la literatura científica y encontramos algunas proteínas y en ellas péptidos bioactivos que ayudan a disminuir la hipertensión. Uno de estos está compuesto por dos aminoácidos (valina y tirosina) que ha demostrado en ratas que disminuye la hipertensión”.
Germán Báez explicó que purificar y producir la proteína sola para consumo puede ser caro, por ello se pensó en un modelo que pudiera incorporarlo al tomate, producto ampliamente consumido por la población mundial. Así que una vez identificada la proteína amarantina, se extrajo del amaranto, se purificó, aisló y secuenció para poder ser expresada en tomate.
“La característica que tiene la proteína es que actúa como inhibidor de ECA, impide su función. Esa actividad la realiza el tomate si hay una sobreactividad de la enzima y la normaliza, de manera que si la persona que consume el fruto no es hipertensa no le hace daño”, dijo la biotecnóloga sinaloense.
Dijo que lo que sigue es probarlo en humanos, sobre todo para determinar las dosis adecuadas; comprobaron que con la incorporación de la amarantina en el tomate aumenta 20 por ciento la presencia de proteína en comparación de uno no transformado, así como de aminoácidos esenciales, que se eleva en 40 por ciento. Además incrementa 13 veces su potencial antihipertensivo, por lo que compite con soya, garbanzo y frijol.