Los dinosaurios que imaginas en las nubes del cielo, vivían a orillas de un mar poco profundo de agua transparente. Una noche que duró dos años acabó con casi todos los seres vivos que poblaban ese mundo, que fue interrumpido por un asteroide que cayó en Chicxulub, en Yucatán, México.
El impacto fue hace 66 millones de años, en un periodo conocido como Cretácico, en el que los dinosaurios volaban, nadaban y arrancaban hojas de los árboles para poder comer.
En los años ochenta, los físicos Luis y Walter Álvarez (padre e hijo), analizaron las capas geológicas de la tierra y encontraron un elemento llamado Irido entre las capas del Cretácico y el Paleógeno.
Este elemento es poco común en la tierra, pero habitual en las piedras que vienen del espacio, como meteoritos y asteroides. Con ese material determinaron que la roca que chocó con la tierra medía alrededor de diez kilómetros de diámetro.
Ahora, un equipo de investigadores del Centro Nacional para Investigación Atmosférica y la Universidad de Colorado reconstruyeron cómo fue el mundo de los dinosaurios después que cayera el asteroide.
La noche larga
Usando un modelo informático novedoso, encontraron que lo que siguió fue una oscuridad muy parecida a la de las noches de luna llena. La tierra era fría y roja; la atmósfera, caliente.
También calcularon que 15.000 millones de toneladas de ceniza quedaron dispersas después de los incendios que hubo después del choque del asteroide. Y la ceniza que se quedó en el suelo, fue calentada por el sol, generando que flotara y formara una capa de humo que oscureció la tierra.
Durante esta época la fotosíntesis (proceso por el que las plantas generan vida) fue imposible, porque no había rayos de sol. Por lo tanto no había alimento para los dinosaurios herbívoros, que a su vez eran el sustento de los carnívoros.
Los días fueron oscuros, con pocas esperanzas. Después de casi dos años la nube de ceniza fue cayendo al suelo y el cielo se despejó, pero la tierra estaba frágil y los rayos ultravioleta (que provienen directamente de la luz del sol) lastimaron a los pocos sobrevivientes.
Ahora el reto de los científicos es conocer cómo los mamíferos (de los que posteriormente evolucionaría el ser humano) hicieron para adaptarse a los cambios de esa noche larga. Quizá ahí se encuentran muchos de los secretos de su persistencia a lo largo del tiempo sobre la tierra.
Con información de El País.